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J. Arranz
Martes, 2 de julio 2024, 22:44
Alberto Martínez Ruiz, el nuevo consejero de Salud del Gobierno vasco, no tuvo ocasión de despedirse de sus compañeros en el hospital de Cruces, donde ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional, y ha querido quitarse esa espinita por medio de una carta ... que ha enviado a la plantilla del centro y en la que reivindica su «fe profunda en el sistema público de salud». Desde ese compromiso, justifica por «coherencia y responsabilidad» su decisión de aceptar la oferta del lehendakari Imanol Pradales y hacerse cargo de Osakidetza, una de las patatas calientes de la legislatura.
En su misiva, escrita en castellano y en un tono muy emotivo, y desvelada ayer por eldiario.es, Alberto Martínez les explica a sus ya excompañeros que lo «inopinado» de su nombramiento le impidió despedirse «como hubiera deseado hacerlo, de una manera más personal y próxima», del hospital «en el que tan cariñosamente fui acogido». Un centro, prosigue, en el que «durante todos estos años he disfutado de mi trabajo acompañado -porque así lo he sentido de veras- de vuestra consideración y afecto más cercanos».
«No tengo empacho en afirmar que he sido un hombre feliz», admite el consejero. Desde 2001 dirigía el servicio de Anestesia y Reanimación de Cruces, que con él al frente ha desarrollado técnicas punteras en todo el país y al que llegó después de haber trabajado en el hospital de Galdakao y tras hacer la residencia en Nuestra Señora de Aranzazu, en San Sebastián. «Jamás trabajé en la privada», destaca él mismo en su carta para reforzar su «fe profunda en el sistema público de salud».
Esa defensa de la Sanidad pública, explica el doctor Martínez, «ha movido a mi natural inquieto a la asunción de un compromiso político al que he sentido no poder sustraerme por coherencia y responsabilidad», dice en alusión a su acceso a la consejería de Salud. Su departamento afronta el reto de mejorar la calidad del servicio y recuperar el prestigio que ha perdido en los últimos años entre la ciudadanía vasca debido, entre otros problemas, a la carencia de médicos de Atención Primaria o las listas de espera.
Alberto Martínez reconoce que no le costó aceptar el cargo. «Me tengo por austero y disciplinado», se explica el nuevo consejero, afiliado del PNV, quien expresa asimismo su «emoción» al dejar a sus compañeros. «Vosotras y vosotros sois el Hospital donde me reconozco también como persona. Tan solo espero no defraudaros, no me lo perdonaría», confiesa antes de despedirse con un «hasta luego» y reclamando a sus colegas -y al mismo tiempo ofreciéndoselo- «auxilio y colaboración» en «una etapa nueva, muy compleja pero apasionante».
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