Las notas mejoran por los exámenes online y la evaluación más flexible

Segundo de Bachillerato es uno de los cursos claves en la vida académica de los alumnos porque otorga un título y la posibilidad de presentarse a la Selectividad. Fue precisamente en el que aumentó en mayor proporción el número de estudiantes que promocionaron el año pasado. El 94,10% de los alumnos logró aprobar, un 3,55% más que anterior. La subida rozó también el 3% en primero de Bachiller.

El fin de la etapa de Secundaria, cuarto de ESO, también es de especial importancia ya que sirve para sacar el graduado, el título imprescindible para acceder al mercado laboral. De 20.000 estudiantes, solo tuvieron que repetir 800. Logró graduarse el 96% -2,35 puntos más que el curso anterior-. En los otros tres años de la etapa de ESO se han registrado también incrementos de aprobados de entre el 2% y más del 3%.

El Departamento de Educación destaca que Euskadi es la comunidad «en la que menos» se han disparado las notas como consecuencia de las medidas para «flexibilizar» las evaluaciones que dictó el Ministerio de Educación, con el fin de paliar las consecuencias de la pandemia en las aulas. La cifra de alumnos que pasaron de curso fue de récord en España: solo repitió uno de cada diez en Secundaria. Y la tasa de aprobados subió hasta diez puntos en segundo curso de Bachillerato. En mayor o menor medida ese éxito académico se vivió en todas las comunidades.

La menor subida junto con el País Vasco se produjo en Cataluña, pero hay que tener en cuenta que estos dos territorios ya tenían porcentajes de promoción superiores a la media y por tanto menor margen de crecimiento. Por encima del listón medio del incremento de aprobados en España se situó Madrid, Castilla-La Mancha, Galicia, Canarias o Extremadura. Los institutos extremeños fueron los más generosos con las notas: en segundo de Bachillerato creció en más de 15 puntos el porcentaje de chavales que pasó de curso.

El Ministerio de Educación planteó que las repeticiones durante el año pasado debían ser «excepcionales» y que se podía pasar con más de tres materias suspendidas, el límite que marcaba la Lomce hasta ese momento. Euskadi rechazó esa barra libre de aprobados para todos y marcó otras normas. El plan educativo que aplicó el Departamento de Educación establecía una norma de obligado cumplimiento para todos los colegios: un alumno que hubiera aprobado las dos primeras evaluaciones de clases presenciales de una materia ya la tenía superada al margen de lo que hiciera en la tercera. El escolar con suspensos en las dos primeras evaluaciones dedicó toda la etapa de enseñanza a distancia hasta final de curso a adquirir los conocimientos pendientes para lograr el aprobado, sin añadir materia. El Claustro de profesores decidía si pasaba o no.

La otra explicación para que los escolares subieran sus notas durante el confinamiento, según los datos del Ministerio, fue dar mayor peso a la calificación a través de trabajos y el estreno de los exámenes online. En Euskadi, Educación dio libertad a los centros en la forma de evaluar. Se pudo hacer a través de «trabajos, tutorías individualizadas, autoevaluación, exposiciones orales por videoconferencia»; incluso pruebas a distancia: «por correo electrónico, plataformas...». Y es muy complicado controlar si en esos ejercicios 'online' el alumno recibía ayuda. Si copiaba, vamos.

La mejoría en las calificaciones llegó también a la prueba de acceso a la Universidad que se celebró en julio pasado. El 97,29% de los 11.654 estudiantes de Bachillerato que se presentaron en Euskadi aprobaron -poco más de 300 no alcanzaron el apto-, un porcentaje similar a otros años. Pero la nota media fue de siete, cuando el notable no se había alcanzado nunca en Euskadi -al menos en la década que se recogen las estadísticas-. En esta última Selectividad se ofrecieron mayores facilidades, con más preguntas a elegir en cada ejercicio para compensar las limitaciones en la formación de los estudiantes por la pandemia, lo que influyó en los resultados.