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A Murga le tocó ser portadora de malas noticias. Jordi Alemany
«A la Murga de 2020 le diría que preparase mejor las residencias»
Nekane Murga. Exconsejera de Salud

«A la Murga de 2020 le diría que preparase mejor las residencias»

La exconsejera de Salud encabezó la respuesta de Osakidetza en la primera ola del covid

Jueves, 13 de febrero 2025

Hay fechas que se quedan grabadas en la mente de una persona. Para Nekane Murga uno de esos días marcados a fuego es el 28 de febrero de 2020. Aquella tarde se detectaron los dos primeros casos de coronavirus en Euskadi, y uno apareció en pleno corazón de Osakidetza. En Txagorritxu. Se trataba de una médica que ni había estado en China ni tampoco en Italia, donde el covid ya estaba presente en aquellas fechas. «Entonces vi que la dimensión de lo que se venía encima era mayor de lo que habíamos previsto. Teníamos profesionales infectados que habían tenido contacto con pacientes. Tuve claro que algo se nos escapaba y que probablemente habría muchas más personas contagiadas», recuerda. Luego se comprobó que los aerosoles y no las gotículas eran grandes vías de transmisión. También los asintomáticos. Pero aquello se supo más tarde.

Aquella noche Murga abandonó Txagorritxu a la una de la madrugada. Desde el coche vio a través de unos arbustos las Urgencias del centro. Había gente. «Recuerdo decirle a Alfredo, mi escolta, que allí habría personas infectadas contagiando a otras y que al día siguiente debíamos organizar las salas de espera». Razón no le faltaba. El virus se propagaba más rápido de lo esperado. Sin ir más lejos, de las ocho personas que aquel 27 de febrero integraron el primer gabinete de crisis que se activó en el propio hospital cinco estaban contagiadas diez días después. Dos presentaban cuadros graves.

Con el primer caso

«El 27 de febrero vi que lo que se nos venía encima era mayor de lo que habíamos previsto»

Para muchos en Euskadi Murga fue la consejera de la pandemia. La persona que puso rostro a la gestión de Osakidetza ante la mayor crisis sanitaria de la historia reciente. Cada día durante aquellas semanas de la primera ola, comenzaba a trabajar a las siete de la mañana. Aprovechaba el trayecto hasta Lehendakaritza para llamar a todos los hospitales y conocer cuál era la situación de las plantas y las UCI. A las ocho se reunía con el lehendakari y otros consejeros. Y a las 9.30 se volvía a encerrar, en este caso con la cúpula del Departamento y de Osakidetza. En aquellos encuentros se decidían e informaba sobre las medidas y acciones a adoptar para hacer frente a la pandemia: ampliación de las UCI, uso de las clínicas y hoteles para pacientes y aislamientos, compras de material sanitario... Muchos días no volvía a casa hasta las once de la noche.

El deber de «ser fuertes»

– ¿Cómo gestionó la presión con las cifras de contagios, ingresos y muertes diarias?

– No era el momento de venirse abajo ni de quejarse. A mí y a mi equipo nos tocó gestionar ese momento e hicimos un pacto: ser positivos. Debíamos ser fuertes. No todos aguantaron la presión. Les dije que cuando todo acabase habría barra libre de psicólogos. La que era mi jefa de gabinete me puso entonces el apodo de 'Nekane sin miedo'.

– ¿Cuál fue la llamada más difícil que hizo?

– Cada día preguntaba cuántos compañeros de Osakidetza estaban ingresados en la UCI. Llamaba a sus familias para estar al tanto de cómo estaban. Si yo no podía, le pedía a alguien de mi equipo que lo hiciese.

Ella era también la que daba la cara ante los medios. «Nadie más quería salir a las ruedas de prensa, sobre todo cuando tocaba dar malas noticias. Así que lo hacía yo. Los asesores me decían que me iba a quemar, pero les contestaba que me daba igual. No aspiraba a ser ni alcaldesa, ni lehendakari, ni presidenta de nada. Teníamos a toda la población encerrada en casa y había que salir a explicarles cómo iba todo y a trasladarles las recomendaciones».

«Nos tocó gestionar ese momento e hicimos un pacto: ser positivos. Debíamos ser fuertes»

Como ciudadana, igual que a tantos, el virus le tocó de cerca. Lo que más le marcó fue el fallecimiento de una persona joven de su entorno que dejó a una niña de seis años.

– ¿Con lo que sabe ahora qué le diría a la Nekane de hace 5 años?

– Que preparase mejor las residencias y le advertiría de que iba a haber un problema con los pacientes aislados. Muchos fallecieron solos. Sus familiares, además, tuvieron que ponerse en cuarentena en esos difíciles momentos sin poder tampoco hacerles un funeral.

Cinco años del covid

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