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Nuevas evidencias científicas explican cómo la epidemia de coronavirus de Wuhan se convirtió rápidamente en una crisis de salud mundial. Una de las razones que favoreció la pandemia, posiblemente la principal, es que los controles aeroportuarios fracasaron de manera estrepitosa. Un estudio firmado en Reino ... Unido demuestra que prácticamente todos los aviones que llegaron a tres aeropuertos del país durante un periodo de restricciones presentaban trazas del virus SARS CoV-2 en sus aguas residuales.
El trabajo, que se publica en la edición de salud pública de la reconocida revista científica 'Plos', fue financiado por la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido, que es la Seguridad Social del país. Para su elaboración se contrató al equipo de científicos de la Universidad de Bangor, en Gales, que fue pionero en el uso de pruebas de aguas residuales para rastrear el avance del covid-19.
El estudio se realizó tanto con aguas obtenidas de las cisternas de las naves como las de los aeropuertos. Para el análisis se tomaron muestras de tres instalaciones con vuelos internacionales, las de los aeródromos de Heathrow, en Londres, Edimburgo y Bristol.
Los resultados, según explicó el profesor Davey Jones, de la Facultad de Ciencias Naturales de Bangor, resultaron demoledores. «A pesar de todas las medidas de intervención que el Reino Unido implementó para tratar de evitar que las personas con enfermedad tomaran vuelos a nuestro país, casi todos los aviones que probamos contenían el virus; y la mayoría de las alcantarillas de las terminales, también».
¿Cómo pudo ocurrir algo así? «Es posible que las personas desarrollaran los síntomas después de dar negativo», explica el científico. Pero también lo es que la picaresca de los viajeros fuera mayor que el control institucional. «Quizás hubo pasajeros que evadían el sistema o quizás hubo alguna otra razón. Lo cierto –concluye el experto– es que hubo una falla en el control fronterizo en términos de vigilancia del covid».
Para llegar a estas conclusiones, el equipo investigador tomó el agua del tanque de los inodoros de los vuelos de corta y larga distancia durante un periodo de tres semanas. También se recogieron muestras de alcantarillas conectadas a las salas de llegada de las distintas terminales y de una planta de tratamiento de aguas residuales próxima a cada una de las instalaciones aeroportuarias.
El trabajo de campo se realizó entre el 8 y el 31 de marzo del año pasado. No fue, como se recordará, el momento en que la pandemia azotó con mayor virulencia, pero sí unas fechas en que se mantenían vigentes las restricciones internacionales. Las medidas de control se levantaron en Reino Unido el 18 de marzo de 2022. Las diferencias entre las muestras recogidas antes y después de esa fecha fueron, en todo caso, nimias.
Dada la evidencia, los científicos han hecho un llamamiento para que en el futuro el muestreo de aguas residuales forme parte de los sistemas de vigilancia de enfermedades infecciosas. La pandemia de coronavirus ha puesto de manifiesto que el mundo, mejor o peor preparado, no es inmune a una nueva crisis de salud internacional. «Hay que monitorizar las aguas residuales. No tenemos ni idea de cuántas personas ingresan cada día en el país con diferentes enfermedades, en parte, porque nadie quiere hacerse pruebas».
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