Ciudadanos recluidos en casa durante la pasada primavera. pedro urresti

Médicos alertan del riesgo para la salud de un nuevo confinamiento radical

Facultativos de varias especialidades piden mantener abiertas las escuelas y favorecer el ejercicio individual diario en la calle

Lunes, 9 de noviembre 2020, 01:47

Euskadi se debate entre salvar la salud de sus ciudadanos o la de su economía. El Gobierno vasco lleva semanas dando vueltas a la forma de recuperar a ambos enfermos al mismo tiempo. La pregunta es cómo y la adopción de nuevas medidas esta semana, ... entre las que figura el cierre de la hostelería, ha tratado de responderla. Aun así, sobre la mesa se mantiene la idea de un nuevo confinamiento, distinto al de la pasada primavera, pero, al fin y al cabo, un encierro que permita poner freno a la desbocada transmisión comunitaria de Covid 19 que padece Euskadi. EL CORREO ha consultado a un grupo de reconocidos especialistas sobre esta posibilidad, que algunas voces reclaman con urgencia. Son un experto en salud pública, una pediatra, una geriatra y un psiquiatra.

Publicidad

La voz de los expertos

Salud Pública

José Ignacio Villate

«Hay que encerrar toda Euskadi con las escuelas abiertas y horarios de salida a la calle; o habrá más enfermedad»

Geriatra

Pilar Sorando

«La mejor manera de proteger a los mayores es evitando la soledad y el aislamiento al que les sometimos antes»

Pediatra

Itziar Astigarraga

«Ha habido más contagio de padres a hijos que al revés, la mayoría de los chavales ha sido muy responsable»

Psiquiatra

Iñaki Zorrilla

«La mente tiende a adelantarse al momento terrible que nos anuncian; pero hay que centrarse en el presente»

El análisis de los cuatro coincide en un mismo diagnóstico. Vista la experiencia vivida, el confinamiento, desde el punto de vista sanitario, es el tratamiento menos deseable de todos. Si llega, en ningún caso debería ser tan estricto como el anterior porque crearía un daño quizás irreparable en la salud de los niños, los adolescentes y las personas mayores. El nuevo coronavirus de Wuhan no es ya el único enemigo a combatir. Ahora, según cuentan, está en riesgo la salud física y mental de la población.

El final del encierro de primavera desbordó las consultas de centros de salud y hospitales. Llegaron los pacientes que habían aplazado citas, los que por miedo no acudieron a sus revisiones periódicas y otros más, aquejados de estrés, ansiedad, tristeza y depresión. Los hubo de todas las edades y no se trató sólo de pacientes crónicos con tratamientos descompensados, sino de gente de todo tipo y condición para la que su casa se transformó en una prisión. La necesidad de aire libre y la falta de contacto con la naturaleza, socialización y ejercicio favorecieron la aparición de numerosos casos de una angustia tan atroz -los expertos lo llaman estrés postraumático- que requiere un tiempo de seis meses para sanar. Ese plazo, que comenzó a descontarse en mayo, acaba de cumplirse. Pero ha resultado insuficiente. Porque justo ahora, en el momento en que su bienestar emocional comenzaba a equilibrarse, en el horizonte amenaza un posible nuevo confinamiento.

Otros confinamientos

  • Reino Unido. Segundo país, tras Irlanda, en volver a decretar un encierro domiciliario. Solo se puede salir de casa para lo más básico. Se han cerrado los comercios y negocios no esenciales, incluida la hostelería. Se mantienen abiertas las escuelas y la universidad.

  • Irlanda. Prevén seis semanas de confinamiento. Sólo sigue abierto al público el comercio esencial, las escuelas y las guarderías. Se quiere comenzar a levantar las restricciones en Navidad para dar un respiro a la economía local.

  • Francia. Comenzó un confinamiento de, al menos, un mes el pasado 30 de octubre. Puede salirse una hora al día no más lejos de 1 kilómetro del domicilio para pasear o practicar deporte. Se mantienen abiertas guarderías y centros de enseñanza no universitarios.

  • Alemania. Con la llegada de noviembre se han cerrado los restaurantes durante 30 días y se han aplicado fuertes restricciones. Las tiendas siguen abiertas, pero con solo un cliente por cada 10 metros cuadrados. Guarderías y centros escolares, también. Planean que las reuniones al aire libre sean de un máximo de dos personas que convivan en un mismo domicilio.

  • Italia. 16,5 millones de italianos de cuatro regiones han iniciado un confinamiento el viernes. Toque de queda en todo el país de 22.00 a 5.00 horas.

  1. José I. Villate | Medicina Preventiva

    «Euskadi requiere un encierro quirúrgico cuanto antes»

«La pandemia en Euskadi es ya lo suficientemente complicada como para promover un confinamiento cuanto antes. Si continúa la situación de los últimos 15 días, lo lógico es que comenzara la semana entrante. Pero cuidado: ya no vale lo que hicimos en marzo. La experiencia demuestra que un cierre total como el de primavera no sólo traería daños psicológicos y complicaciones para los enfermos crónicos. Entonces aumentó la enfermedad aguda, especialmente los infartos, y favoreció el crecimiento de las desigualdades sociales».

Publicidad

Quien así habla es el especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública José Ignacio Villate, que fue jefe de servicio de la especialidad en el hospital de Cruces hasta su jubilación y fundador de la sociedad científica Socinorte, de la que es presidente de honor. Euskadi, según dice, necesita un «confinamiento 'light' (suave) o quirúrgico» que mantenga abiertas las escuelas, garantice la atención a los enfermos crónicos y permita a los ciudadanos salir a la calle un rato al día para pasear o hacer ejercicio.

«La experiencia nos dice que hay que buscar un equilibrio entre la salud pública y lo socio-económico. De lo contrario, vamos a generarnos más problemas de los que tenemos». Villate considera necesario cerrar todo Euskadi a la vez o, en todo caso, por comarcas muy amplias. El municipio no será demarcación suficiente, ni siquiera el territorio. «No podemos estar confinados seis meses, no hay población ni economía que lo resista. Ganar al coronavirus requiere el compromiso de la población», advierte.

Publicidad

  1. Itziar Astigarraga | Pediatra

    «Niños y adolescentes necesitan contacto»

Los niños y los adolescentes conforman el grupo de población que, junto a las personas mayores, más ha sufrido el zarpazo del coronavirus. La consulta de Itziar Astigarraga, presidenta de la Sociedad Vasco Navarra de Pediatría, ha sido testigo de ello. «Han sufrido mucho, tenemos que intentar evitar otro confinamiento total a toda costa», afirma. El aislamiento permanente en casa ha afectado, según explica, a su salud física, sobre todo por el exceso de sedentarismo y falta de luz solar, pero también ha tenido un importante impacto emocional.

«Los críos necesitan contacto con iguales y los adolescentes aún más», subraya. Los problemas emocionales en los quinceañeros pueden ser mucho mayores, porque aunque pueden parecer muy conectados gracias a los teléfonos móviles y tabletas, en realidad muchos se encuentran muy solos. «Necesitan esos encuentros y no debemos olvidar algo que no se dice y es muy importante: niños y adolescentes han hecho un uso muy bueno de las mascarillas y normas de protección. Lo prueba que los colegios no se hayan convertido en un foco de contagios, gracias también al enorme esfuerzo realizado por el profesorado».

Publicidad

Itziar Astigarraga, jefa de servicio en el hospital de Cruces, confía en la capacidad de resistencia de los niños. «Los adultos deberíamos ser responsables con nuestra salud, contagiarnos de la alegría de los críos para afrontar las situaciones difíciles y saber transmitirles esperanza, siempre».

  1. Pilar Sorando | Geriatra

    «Los mayores deben salir a la calle hasta en silla de ruedas»

Las grandes víctimas de la primera oleada de coronavirus fueron las personas mayores. Unos aislados en las residencias, lejos de sus familias y amigos; otros muriéndose en una habitación de aislamiento de hospital, completamente solos. La geriatra Pilar Sorando, presidenta de la sociedad vasco navarra Zahartzaroa, clama por que no se repita. «Desde el punto de vista psicológico, arrastran una carga brutal. Dependientes o no, ha caído sobre el colectivo una carga muy pesada en forma de soledad, angustia por la cercanía de la muerte, preocupación por sus familiares, por todo».

Publicidad

El 90% de los fallecidos por la infección han sido personas mayores de 70 años. Pero peor incluso que la propia enfermedad y los temores ligados a un posible contagio ha sido, según Sorando, el «golpe de edad» que el colectivo ha recibido con la crisis. La ilusión por vivir desapareció para muchos ante la incertidumbre de un confinamiento sin fecha de salida y una pandemia sin final. Buena parte de ellos llegaría al segundo encierro sin haber superado aún las secuelas del anterior. «No podemos afrontar un nuevo confinamiento sin cuidar de los mayores; y eso implica permitirles salir a todos a la calle, pero incluso en sillas de ruedas, y brindar una mejor atención a las residencias».

  1. Iñaki Zorrilla | Psiquiatra

    «Antes nos enfrentamos a la incertidumbre; ahora no»

La Organización Mundial de la Salud no ha sido muy clara con el asunto de los confinamientos, hasta el punto de que el martes se vio obligada a aclarar que, a pesar de considerarla una medida necesaria para suprimir rápidamente el virus, no le parecía una solución sostenible en el tiempo. El psiquiatra José Zorrilla confía en que si se repite, «que llegará», el impacto tan tremendo del primer encierro no se repetirá. «Antes nos enfrentamos a la incertidumbre, ahora no». «Nuestro principal enemigo van a ser ahora las trampas que pongamos a nuestro cerebro», advierte. «No podemos estar haciendo un ejercicio de anticipación constante, ni de distorsión de la realidad. Es cruda, está claro, pero hay que vivirla, aceptarla sin dejarnos llevar por el torbellino».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad