La sarna es una enfermedad contagiosa pero no grave. Se trata de una infección parasitaria de la piel causada por un ácaro. Entre las personas se transmite por el contacto prolongado piel con piel (al menos 15 minutos) y también por el uso compartido de ... toallas o sábanas. Normalmente la transmisión se suele dar en comunidades cerradas como domicilios o residencias. También se puede contagiar a través de relaciones sexuales. El tratamiento se prolonga durante diez días y variará entre los pacientes si se trata de un caso de sarna clásica o costrosa, o si el afectado es niño, está embarazada o en periodo de lactancia.
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Ante un caso de sarna, hay que lavar la ropa, las toallas, las sábanas y fundas de almohada, así como cualquier otro material que haya estado en contacto directo con el paciente durante los tres días previos a una temperatura igual o superior a 50º C -o lavar en seco- o guardarlas en una bolsa de plástico cerrada durante al menos 4-8 días; limpiar las superficies (sofás y alfombras) para asegurar la eliminación de los ácaros y no utilizar la tapicería durante 4-8 días; cortarse las uñas y evitar rascarse, ya que se pueden acumular parásitos y huevos debajo de las uñas, y también para evitar la sobreinfección bacteriana; por último, utilizar cremas hidratantes tras el tratamiento para prevenir la irritación de la piel.
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