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La reciente visita de un grupo de miembros de la Organización Mundial de la Salud a China para investigar el origen de la pandemia ha reavivado la teoría de que el virus fue creado en un laboratorio de Wuhan. A pesar de que la comunidad ... científica internacional se muestra convencida de que este virus es de origen animal, la teoría del laboratorio se mantiene con la fuerza de las teorías conspirativas. Sin embargo, a mí, esta tesis más que a ningún tipo de conspiración me recuerda al pensamiento mágico, que se define como una forma de razonar, basada en supuestos informales, erróneos o no justificados. Es comodísimo, el pensamiento mágico. Si damos por válida la teoría del laboratorio, nos exoneramos de la responsabilidad colectiva que tengamos en relación a la destrucción de selvas y bosques. María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, explicaba recientemente cómo los virus del ébola, el SARS o el VIH han saltado de los animales a los humanos después de haber llevado a cabo prácticas de deforestación intensa. Al fomentar la agricultura intensiva y contaminante, los animales que viven en lugares que el hombre no transitaba experimentan cambios profundos.
Aparecen especies con las que no estábamos en contacto y que nos pueden transmitir enfermedades. Como advierte Neira, pasar de tener una foresta tropical a un cultivo, con abonos y pesticidas que nunca habían entrado a ese ecosistema, altera el tipo de vectores que pueden transmitir los virus. La deforestación es, por tanto, una forma de tumbar esa barrera de protección natural. Revertir esas prácticas implica comprender que vivir en equilibrio con el medio ambiente exigirá sacrificios. Resulta menos engorroso creer que los virus salen de los laboratorios, aunque lo realmente conspirativo y peligroso sea negar la influencia que el trato extenuante al que sometemos a la naturaleza haya tenido en el origen esta pandemia. No es necesario que ningún laboratorio nos haga el trabajo sucio, ya nos encargamos nosotros de contribuir, día a día, al desastre.
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