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EL CORREO
Lunes, 4 de octubre 2021, 11:56
Frío, dolor, presión... ¿Qué hace que sintamos que algo está caliente o que nos aprietan el brazo? El premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año ha ido a parar a David Julius (Nueva York, 1955) y Ardem Patapoutian (Beirut, 1967) por «sus descubrimientos ... de los receptores de la temperatura y el tacto». Con sus investigaciones, han respondido a la pregunta de cómo sentimos ese suelo helado o arenoso en las plantas de nuestros pies. Por sus hallazgos, recibieron hace dos semanas en Bilbao el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biología y Biomedicina de 2020.
Uno de los grandes misterios a los que se ha enfrentado el ser humano es saber cómo percibimos nuestro entorno, recordaba este lunes la Academia Sueca. Durante siglos, ha intrigado a los científicos cómo los ojos detectan la luz; los oídos, el sonido; la nariz, los olores; la boca, los sabores; y la piel, la temperatura y la presión. El filósofo francés René Descartes imaginó en el siglo XVII hilos que conectaban la piel con el cerebro. En 1944, los fisiólogos Joseph Erlanger y Herbert Gasser ganaron el Nobel de Fisiología o Medicina por descubrir diferentes tipos de fibras nerviosas sensoriales que reaccionan a distintos estímulos, por ejemplo, en las respuestas al contacto doloroso y no doloroso.
La Academia Sueca destacó este lunes que, antes de los hallazgos de Julius y Patapoutian, la comprension sobre cómo el sistema nervioso percibe e interpreta nuestro entorno todavía tenía una cuestión fundamental sin resolver: cómo se convierten la temperatura y los estímulos mecánicos en impulsos eléctricos.
Julius empezó a investigar las bases moleculares del dolor en los años 90, analizando cómo la capsaicina -presente en los pimientos de padrón y las guindillas, por ejemplo-nos causa sensación de ardor. Tras una investigación laboriosa, identificó el de la capsaicina, la proteína TRPV1. Fue «un gran avance que abrió el camino para el descubrimiento de otros receptores sensibles a la temperatura». Además, cada uno por su lado, los dos laureados usaron el mentol para identificar el canal TRPM8, que se activa por el frío.
Patapoutian identificó, por su parte, unas proteínas, denominados 'Piezos', responsables tanto de la presión en la piel como de la arterial. «Estos sentidos nos ayudan a distinguir una suave brisa o el pinchazo de un cactus. También nos indican cuándo nos ha subido la presión sanguínea o cuándo tenemos la vejiga llena», explicó en Bilbao hace dos semanas al recibir el el XIII Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biología y Biomedicina.
El científico, que llegó a Estados Unidos como refugiado huyendo de la guerra en Líbano, recordó en el Euskalduna que su grupo empezó a investigar sobre estos receptores especializados «por amor a la ciencia pura», pero que su investigación «básica» ha tenido «repercusiones médicas inesperadas» en áreas como el dolor crónico, la hipertensión, la aterosclerosis y la osteroporosis. «¿Quién iba a predecir, por ejemplo, que estos receptores que identificamos podían intervenir en la protección contra la malaria, o en la susceptibilidad al exceso de hierro en la sangre? El mensaje general aquí es que debemos apoyar la ciencia básica, la ciencia por la ciencia», reivindicó Patapoutian.
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