El Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales (Osalan) confirmó este jueves por la mañana que dos de los trabajadores de la planta de tratamiento de residuos de Artigas están infectados de fiebre Q, según informó ayer la Diputación vizcaína en una nota de prensa. ... No obstante, al no existir por el momento una evidencia de que el origen del contagio se encuentre en la empresa de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) ni de que se haya producido un brote, «no se han adoptado medidas que afecten a la actividad», añadió la institución foral. Varios empleados más presentan síntomas compatibles con esta enfermedad, aunque por ahora sólo hay dos casos confirmados.
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La sociedad pública Garbiker ha pedido información a la dirección de la planta sobre el motivo y foco de origen de la infección para intentar determinar si el contagio está relacionado con el trabajo en la empresa. También se ha solicitado un informe de vigilancia de salud, además del análisis detallado del cumplimiento del protocolo interno sobre salud, las conclusiones y qué medidas proponen que se deberían adoptar.
Según la Diputación, la TMB cuenta con un protocolo de seguridad para evitar riesgos biológicos de este tipo de los «más rigurosos de Europa» y «recoge medidas de protección colectiva e individual».
Estas instalaciones, ubicadas en el monte Arraiz, padecieron un brote en 2014 que obligó a detener su actividad durante meses debido a la entrada de restos animales contaminados. Cuatro años después se registraron de nuevo dos posibles contagios que, según los trabajadores, tenían el mismo origen. En el primer trimestre de 2018 se retiraron en la planta de Tratamiento Mecánico Biológico 120 kilos de desechos animales entre los residuos y se gestionaron 46 millones de kilos. La Diputación insistió entonces en que la llegada de estos restos no estaba «estrictamente ligada a la descarga de camiones procedentes de zonas rurales», tal y como denunció la plantilla.
El brote epidémico de fiebre Q detectado en la planta en 2014 llegó a afectar a casi la mitad de una plantilla de más de un centenar de trabajadores y obligó a parar la actividad más de tres meses. Se realizaron analíticas a todos los operarios, lo que arrojó en abril 46 casos confirmados por el laboratorio, 12 probables (personas con sintomatología coincidente, pero sin confirmación microbiológica) y 49 negativos (sin clínica de la enfermedad ni presencia de la bacteria). Entonces, se contabilizaron «34 bajas laborales». El origen del brote se achacó a la llegada de restos de animales a la planta.
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