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El primer cuarto del siglo XXI ha traído grandes avances contra el cáncer, pero los especialistas están convencidos de que los mayores de todos están aún por llegar. El desarrollo de la inteligencia artificial, que este último año ha explotado como tendencia tecnológica, permitirá en diez años «revolucionar» tanto el diagnóstico como las terapias frente a las enfermedades oncológicas. El análisis por computadora de millones de datos referidos a pacientes de todo el mundo sobre tratamientos y resultados terapéuticos lo cambiará todo. Hasta tal punto que los clínicos serán capaces de saber qué medicamentos y procedimientos clínicos se ajustan a las necesidades de cada enfermo y, si se ve que van a ser inútiles, podrán incluso evitárselos.
«La medicina en general va a ejercerse de una manera completamente distinta a la que hemos conocido hasta ahora». Así lo cree el reconocido oncólogo Guillermo López Vivanco, que ha acudido esta semana al foro Encuentros con la Salud de EL CORREO para hablar sobre 'El cáncer, hacia una enfermedad crónica o curable'.
Algoritmos matemáticos serán capaces de discernir qué moléculas presentes en los enfermos son definitorias de una enfermedad y a qué pacientes, dadas sus características biológicas, una terapia les irá bien, medianamente bien o directamente mal. «Ya no vamos a fijarnos tanto en si está presente tal o cual biomarcador, sino en el perfil de cada paciente, que será el que nos dirá qué debemos hacer». Además de tenerse en cuenta la presencia de determinadas moléculas en sangre, por ejemplo, se valorará la edad del paciente, su estilo de vida, el lugar donde vive, su tipo de trabajo, quién sabe si su estado emocional... todo.
Los grandes avances que se avecinan gracias a la inteligencia artificial podrán verse truncados, sin embargo, por el crecimiento imparable de los costes de las terapias. El coste de los nuevos fármacos contra dianas biológicas oscila entre los 140.000 y 150.000 euros. Cada paso adelante frente al cáncer encarece el coste de la supervivencia.
«Que pague el sistema de salud no significa que no tenga un coste. Lo pagamos entre todos», recordó López Vivanco. Esa realidad, que tiene muy pocos visos de cambiar, no implica sin embargo que no deba mantenerse el esfuerzo institucional por garantizar a los pacientes los tratamientos más innovadores. «Muy seguramente, habrá que revisar la cartera de servicios sanitarios».
El sistema burocrático para la aprobación y financiación de un medicamento resulta muy lento en España, según denuncia el oncólogo. Tanto que muchos pacientes llegan a perder tiempo de vida por no disponer de fármacos disponibles en Europa. «El proceso es lento. Primero su uso te lo ha de aprobar la agencia europea (EMA), luego la española (AEMPS). Después, el Ministerio de Sanidad da el visto bueno a su financiación pública. Pero el dinero lo ponen las autonomías, así que son los Gobiernos autonómicos los que finalmente deciden si entra en su cartera», refleja el especialista. «Hay terapias que pueden prolongar la vida de un paciente meses, un año... Pero en muchas ocasiones es un tiempo que se pierde entre tanta carrera de obstáculos», protestó el oncólogo.
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