Dos incidentes en ocho años que marcaron a los hospitales

No es la primera vez que Osakidetza tiene que endurecer las medidas para garantizar la protección de los bebés en sus instalaciones. En junio de 2014, justo después de que una mujer de 36 años intentara secuestrar a un pequeño de la planta de neonatos del Hospital Donostia bajo la excusa de que iban a realizarle la prueba del talón -dos años antes ya había ocurrido otro caso en el mismo centro-, Osakidetza dio luz verde a un nuevo protocolo para minimizar el riesgo de «separación accidental o robo» de los recién nacidos en los instalaciones sanitarias. Grosso modo, ningún bebé debería abandonar la habitación del hospital sin ir acompañado por uno de los progenitores o un familiar autorizado.

El principio clave del nuevo protocolo fijado entonces por el Departamento de Salud era mantener el contacto continuado entre madre y bebé en las horas posteriores al parto. Establecía que todas las pruebas médicas a los neonatos deben realizarse a pie de cama junto a su madre con el objetivo de reforzar la seguridad. Y dejaba claro que los padres o familiares deberán acompañar a los profesionales en el traslado del recién nacido cuando ello no sea posible.

El protocolo, que involucra al bebé, los progenitores y los profesionales sanitarios, se verá próximamente reforzado con las medidas anunciadas ayer por Sagardui.