Juan José Badiola ha «capeado» unas cuantas crisis sanitarias con virus y coronavirus que saltaron de especies animales a humanos. Y como en otras, advierte de que lo fundamental es «identificar, aislar y tratar».
– Si estamos en tránsito hacia la fase de mitigación, ¿significa que habrá medidas más restrictivas?
– Podría haberlas. Suspensión de las Fallas, de actividades de la Semana Santa... lo digo como ejemplo. Pero vamos a ver cómo evoluciona este asunto. Esto cambia día a día. Se está actuando bien. Pero otra cuestión es... La muerte de este hombre de Valencia... (plantea con cierta preocupación). ¡Era alguien no diagnosticado!
– ¿Hay un riesgo latente entre los no diagnosticados?
– Hay dos riesgos. Por un lado, se debería analizar a todas las personas que tienen neumonía cuya causa no se conozca de una manera segura. Es una prueba sencilla, una muestra del paladar o la fosa nasal. Pero luego hay otro problema, ¿cuántas personas habrá que estén infectadas y no lo sepan? Hay casos con sintomatología muy leve, tanto que detectarlos depende de las personas, de si son de las que al menor síntoma van a un centro de salud o de las que no le dan importancia y siguen haciendo vida normal. Ese es el problema que más me preocupa, porque los que están ingresados están vigilados, ¿pero los que están en la calle?
– ¿El contagio comunitario?
– Eso es.
– Otra precaución era blindar los hospitales, pero en Euskadi hay cinco sanitarios contagiados y más de un centenar aislados.
– Es un escenario bastante preocupante, sinceramente. Lo más preocupante es que se infecten los sanitarios. Mira lo que hacen los chinos, cómo van vestidos. Impresionan las escafandras, pero... En cualquier epidemia, a quien hay que preservar es a los sanitarios. Tienen que extremar las medidas de autoprotección. Hacer la trazabilidad del problema no es tan fácil. Hay pacientes índice fácilmente localizables, pero puede haber contactos secundarios o terciarios. Se ha puesto mucho énfasis en la vía de transmisión italiana, pero ¿y los de China? ¿La fase anterior? Lo de Italia es de mediados de febrero, pero el mes y medio anterior cuánta gente habrá ido y vuelto de China. Algún caso procede de ahí. Me da la impresión de que ese sector está aflorando ahora, de una manera primaria o secundaria. A lo mejor eran personas con sintomatología leve como ocurrió con el inicio del brote epidémico de Italia, en el norte, con un tejido tremendamente desarrollado.
– Y si el foco está dentro del sistema sanitario, ¿cómo se frena la propagación?
– Con un proceso duro de investigación epidemiológica, y extremando las medidas de bioseguridad. El personal sanitario español no está suficientemente acostumbrado a tratar procesos infecciosos, salvo los pediatras y los profesionales de enfermedades infecciosas y los cirujanos. Está la gripe, sí, pero está más controlada. La gente se vacuna. Esa es la diferencia. Se dice que esto es igual que una gripe, pero no. Es parecida la sintomatología, pero el virus de la gripe se conoce bien y este no, hay lagunas. ¿Qué hacer en situaciones como la del hospital de Vitoria? Primero, identificar quién está infectado y quién no. Si no lo están, pueden seguir su ritmo. Y a los infectados, hay que aislarlos. ¿Qué han hecho los chinos?
– Aislar a 50 millones de personas.
– Eso es, aislar a una ciudad entera, Wuhan tiene 11 millones. Los italianos han hecho algo parecido en pueblos, 50.000 personas. Aquí no estamos en esa situación. Pero en cualquier caso, en Vitoria tienen que tomar medidas estrictas de identificación, tratamiento y aislamiento.
Drástico y estricto
– ¿Hasta dónde pueden llegar las restricciones?
– Tengo una visión muy clara. Si los chinos no hubieran hecho lo que han hecho esto hubiera sido una epidemia terrible. Es un virus muy contagioso, pero poco letal. Aunque cuidado... espera a tener más de 60 años, que es una población grande en Euskadi y en España. No se puede menospreciar. Ellos (los chinos) lo hicieron drásticamente y, ya están empezando a bajar los casos. Yo confío. Estamos en un sitio avanzado, y la estructura sanitaria de Euskadi es potente. Pero hay que ser drástico y estricto. En algunas comunidades se está concentrando a los enfermos en un hospital para aumentar las posibilidades de aislamiento. Proteger al sector sanitario es fundamental, pero no solo en hospitales, también en centros de salud.
– ¿Y en residencias de mayores?
– Con eso hay que tener especial cuidado. Si el virus entra en una residencia, las consecuencias pueden ser muy malas. La mayoría de los casos mortales son de 75 a 90 años.
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