r.c.
Madrid
Viernes, 3 de abril 2020, 19:31
El uso de las mascarillas se popularizó en Asia hace años por los altos índices de contaminación que sufre esta parte del planeta. En Japón, además de la mala calidad del aire, la cultura de respeto del país provoca que cualquiera que tenga ... un simple resfriado se tape la cara para evitar contagiar al resto de la población. Un uso habitual que se ha generalizado con la crisis del coronavirus y al que el Gobierno mira de reojo. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha reconocido este viernes que el Gobierno está barajando la posibilidad de recomendar a la población el uso de mascarillas para salir a la calle, si bien ha asegurado que todavía no puede confirmar si se va a adoptar esta medida.
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Illa se ha pronunciado así en una rueda de prensa telemática en la que se le ha cuestionado los motivos por los que tanto él como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llevaban mascarillas en su visita a la fábrica de material sanitario Hersill.
Precisamente, este viernes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha sugerido la posibilidad de «aprender» de sociedades orientales como la japonesa, cuyo Gobierno, ante brotes de gripe pide a los enfermos que usen mascarilla, y acostumbrarse a usar «equipos de protección personal en la medida en que estén disponibles en grandes cantidades».
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«El gran error en Estados Unidos y Europa, en mi opinión, es que las personas no usan mascarillas», afirma con contundencia George Gao, director general del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) del gigante asiático.
A pesar de estas decisiones y recomendaciones, y de reconocer que el 25% de los casos proviene de personas asintomáticas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no considera necesario que toda la población deba llevar esta medida de seguridad. La limita a la atención de enfermos o personas sospechosas de padecer el COVID-19. Además, recuerda que se debe combinar con otras medidas de seguridad. «El problema es que la gente que las utiliza puede tener un falso sentimiento de seguridad y olvidar otros gestos esenciales como lavarse las manos», explica el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic. Otro problema es la escasez de los productos sanitarios, como en España. «Si los profesionales apenas tenemos material, es complicado dar mascarillas a toda la población», reflexiona un médico internista.
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