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El Gobierno central ya plantea establecer la obligación de llevar mascarillas en la calle, según ha podido saber EL CORREO de fuentes cercanas. Con el paso del tiempo, y a medida que se avanzaba en la desescalada y aumentaba la producción, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha ido cambiando de opinión sobre esta pieza de protección sanitaria. De tan solo recomendar su uso en las empresas con el regreso de la actividad económica después de Semana Santa, se pasó a imponer su empleo en los transportes públicos desde el pasado lunes 4 de mayo. En estos momentos sopesa ir un paso más allá y que toda la población salga a la calle con mascarilla y mantenerla puesta siempre que se permanezca en un espacio público. ¿El objetivo? Evitar una nueva propagación del coronavirus.
De momento, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ya ha informado a las comunidades autónomas de esta posibilidad y la mayoría se han mostrado receptivas. Una decisión que nos acercaría a una imagen típica de los países asíaticos, donde el uso de la mascarilla forma parte de su cultura para evitar los contagios provocados por los virus y los efectos de la contaminación. En esta línea, Fernando Simón ha admitido este miércoles por la mañana que sería «altamente recomendable» el empleo de esta medida de protección, una expresión empleada por Pedro Sánchez cuatro días antes de obligar a su uso en el transporte público.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias también ha modulado su opinión sobre este elemento, aunque recalcó que la mejor mascarilla «son los dos metros de distancia». De todos modos, consideró una buena decisión de la ciudadanía su uso en la calle, aunque matizó que hacerlo obligatorio puede provocar problemas en algunas personas. «Hay grupos que no la pueden utilizar o lo pueden hacer durante periodos muy breves. Gente con ansiedad o patologías de fondo. Niños... El uso de mascarillas debe ser altamente recomendable en espacios públicos sobre todo al cruzarse con alguien pero es cierto que una persona que va sola en su coche es innecesario. Cuando sale, sí es bueno que se la ponga. Mi posición es altamente recomendable, si se decide que es obligatorio... se tendría que valorar cómo se explicitan las excepciones de uso para las personas», expuso Simón para dejar claro que él no habla «en boca del Gobierno».
Euskadi ya se adelantó al Gobierno central a la hora de plantear el empleo de mascarillas en el transporte público, además de la toma de temperatura de forma aleatoria. Esta medida, sin embargo, debía contar con el visto bueno del Ejecutivo, lo que ocurrió cinco días después. En una de sus habituales ruedas de prensa telemáticas de los sábados, Pedro Sánchez anunció la obligación de portar esta prenda en el metro, el autobús, el tren... Así como la recomendación de llevarlas puestas cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad de dos metros. Nada más.
La visión sobre la mascarilla de las autoridades, tanto españolas -ha sucedido con el Ministerio de Sanidad y el propio Simón-, como autonómicas y mundiales, ha ido variando con el paso del tiempo y la expansión del nuevo patógeno. En un principio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) solo recomendaba su empleo cuando una persona estaba enferma o se tenía contacto con alguien infectado. De hecho, llegó a afirmarse que la población en general no debía usarla porque daba una sensación de falsa seguridad. Varios países, en cambio, la exigían, como la República Checa y Eslovaquia, o Austria cuando se acudía al supermercado, debido a la existencia de gente asintomática que podía contagiar el patógeno. «Es que no solo te proteges tú del virus, sino que proteges a los demás si tú estás contagiado y no lo sabes», ha explicado a EL CORREO Begoña Calvo Hernáez, catedrática de Farmacia de la Universidad del País Vasco, experta en Sanidad y profesora en Tecnología Farmacéutica.
El País Vasco se mantuvo en esta línea trazada por la OMS. Hasta mediados de abril. Entonces, Iñigo Urkullu ya abrió la posibilidad a la utilización habitual de mascarillas. «Se generalizará su uso», aceptó. «Esto significa que haremos todo cuanto esté en nuestra mano para incrementar su adquisición por todas las vías posibles», destacó. Diez días más tarde, el Ejecutivo autonómico propuso el uso de mascarilla en el transporte público. Casi de inmediato, el Gobierno central hizo 'ley' de esta propuesta. Así se han producido varios repartos en las principales estaciones para que la población cuente con un elemento que, en los primeros momentos, apenas se podía adquirir: ahora están disponibles hasta en los supermercados y existen de varios tipos. Por este motivo, ya no hay tantas reticencias al empleo masivo.
El planteamiento del Ejecutivo de Sánchez coincide con el del alcalde de Madrid. José Luis Martínez-Almeida se mostró partidario del empleo de esta prenda en lugares de alta concentración de personas, aunque sea al aire libre: carriles bici, zonas peatonales... «Soy abiertamente partidario de generalizar el uso de la mascarilla, y no solo en espacios privados sino en espacios públicos», aportó, aunque es consciente de que esta medida debe llegar desde el Gobierno central. También Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad de Madrid, apuesta por su empleo en la calle. Baleares también se expresa en la misma línea. La presidenta del Govern, Francina Armengol, quiere que se emplee la mascarilla en cualquier espacio que no se pueda mantener la distancia social: lugar de trabajo, transporte... Y la vía pública.
En esta línea, el mayor experto en coronavirus del mundo, el chino George Gao, expone que es esencial el empleo de las mascarillas. En las últimas horas, ha dado un tirón de orejas a Europa y Estados Unidos. «Las mascarillas tienen que ser obligatorias para salir a la calle», insiste. «Es un error. No usarla es uno de los grandes errores que están cometiendo Europa y Estados Unidos en su lucha contra el Covid-19», comentó el director general de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de China. ¿Por qué? «Este virus se transmite por gotitas y por contacto cercano. Por eso tienes que llevar una máscara, porque cuando hablas siempre salen gotas de tu boca. Mucha gente tiene infecciones asintomáticas o presintomáticas. Si llevan máscaras, pueden evitar que las gotas cargadas de virus escapen e infecten a otros».
Las aglomeraciones vistas en esta fase 1, en otro paso más hacia la nueva «normalidad» que debería llegar a finales de junio, han aceleradoel debate. De hecho, países como Italia y Alemania ya lo consideran un elemento esencial para lucha contra el coronavirus.
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