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La Fiscalía provincial de Bizkaia ha abierto diligencias de investigación por las vacunaciones irregulares en los hospitales bilbaínos de Basurto y Santa Marina, que desencadenaron el cese y la dimisión de sus dos respectivos gerentes, Eduardo Maiz y José Luis Sabas. El escrito ... de notificación, que irma la fiscal jefe de Bizkaia, Ana Barrilero, y al que ha tenido acceso este periódico, explica que a raíz de la denuncia presentada por el abogado Carlos Gómez Menchaca el pasado jueves 21 de enero, en relación con «unos hechos que pudieran ser constitutivos de un delito de administración desleal de bien público y otros, se han incoado diligencias de investigación». Asimismo, indica que será comunicado el archivo o la denuncia ante el juzgado, según se decida una u otra opción, una vez que se hayan hecho las indagaciones oportunas.
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Según las fuentes jurídicas consultadas, lo previsible es que el Ministerio público solicite a partir de ahora a Osakidetza el expediente interno abierto para aclarar por qué estos dos directivos y su equipo, además de hasta un total de 16 personas externas en el caso de Santa Marina, entre ellas dos mensajeros y dos reponedores de las máquinas de refrescos, se saltaron el protocolo de vacunación para inmunizarse antes que los profesionales que están en primera línea
Es probable que también se llame a declarar a los implicados directos, esto es, a los dos exconcejales del Ayuntamiento de Bilbao en época de Azkuna. No se descarta que la Fiscalía quiera escuchar la versión de la propia consejera de Sanidad, Gotzone Sagardui, y de la directora general de Osakidetza, Rosa Pérez Esquerdo, después de que haya publicado los whatsapp que intercambiaron ambas con José Luis Sabas, en los que éste les comunicaba que iba a realizar una vacunación masiva en su centro.
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EL CORREO
El gerente de Basurto se inmunizó de forma clandestina el pasado domingo, 3 de enero, por la noche, cuando a muchas residencias de mayores aún no habían llegado las dosis del antídoto ni a los sanitarios de las unidades más expuestas a un contagio por Covid-19 les habían inyectado la vacuna de Pfizer. Junto a él se inocularon la dosis otros tres directivos, según informó la propia Sagardui en el Parlamento, y al menos una decena de profesionales.
Esta acción llevó a los responsables de la consejería a cesar de forma fulminante a Maiz. Sabas, por su parte, presentó la renuncia días después, aunque él alega que su decisión de proceder a una vacunación general de la plantilla en San Marina, uno de los centros más azotados por el covid, era conocida en la cúpula de Sanidad.
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El caso ha desatado una auténtica tormenta política que ha llevado a la oposición en pleno a pedir la dimisión de la consejera Sagardui, que fue respaldada de forma pública por el lehendakari Urkullu. Mientras, cada día se contagia más de un millar de personas en Euskadi en lo que se considera ya la tercera ola de la pandemia y sigue muriendo un porcentaje elevado de enfermos. La hostelería ha vuelto a cerrar sus puertas en muchos municipios vascos acosados por el virus y la crisis económica se agudiza.
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