
Un fármaco para cuando la vacuna contra el covid «no funciona»
Investigación en la UPV ·
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El equipo liderado por Iker Badiola, experto en tratamientos contra el cáncer, confía en el poder del Sulconazol «para curar los casos más graves»carlos nieto garcía
Domingo, 15 de agosto 2021, 00:58
La carrera por encontrar una vacuna contra el SARS-COV-2 comenzó nada más confirmarse que el mundo estaba inmerso en una pandemia. Diecisiete meses ... después, palabras como Pfizer, Moderna, Astrazeneca o Janssen se han incorporado al vocabulario y protagonizan debates en cualquier entorno. Con el mercado de las inmunizaciones algo estabilizado -aunque se sigue trabajando en la investigación de nuevas vacunas, entre ellas una española- llega el turno de los fármacos.
Por el momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja cualquier tipo de automedicación ni antibiótico para combatir el covid y confía en los progresos científicos. Entre ellos, hay dos ya aprobados por la Agencia Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) y que se están administrando en los hospitales con los pacientes más graves. Son los antivirales remdesivir, desarrollado en 2009 para combatir el ébola, y el baricitinib, que se ha utilizado hasta ahora como un tratamiento para la artritis reumatoide, es decir, para dolores y pérdidas funcionales en las articulaciones. Ambos han pasado las cuatro fases que todo medicamento debe superar para su posterior comercialización.
85% Es el porcentaje de eficacia que Badiola prevé para el fármaco Sulconazol, un antifúngico que se utiliza para tratar diversos problemas en la piel. Es necesario que una industria farmacéutica aporte un sustento económico para que la investigación avance.
Además de estos, hay un gran número de fármacos que se encuentran en fase desarrollo. Entre ellos, uno lleva el sello de la Universidad del País Vasco. Iker Badiola, profesor de la UPV, lidera la sección de carcinogénesis (proceso por el cual se produce el cáncer) del Grupo de Investigación Signaling Lab, compuesto por una decena de expertos entre el centro vasco y la región francesa de Aquitania.
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Fue en uno de sus proyectos cuando se dieron cuenta de que la furina -una de las principales moléculas investigadas en el cáncer- también estaba implicada en la infección del SARS-COV-2, ya que activaba la proteína Spike, la principal llave de entrada del coronavirus. «Nos impactó muchísimo. Nos empezamos a llamar unos a otros preguntándonos: '¿Es la misma?'», apunta Badiola, quien asegura que este hallazgo ha sido posible gracias «a la ciencia básica. No todo lo que se investiga tiene que tener una aplicación inmediata. Por ejemplo, la estructura del ADN fue uno de los grandes hitos de la ciencia y en aquel momento parecía no tener ninguna aplicación. Gracias a ello podemos hacer hoy pruebas PCR», argumenta el experto. En este contexto es cuando dan con el Sulconazol, un antifúngico que sería capaz de bloquear el proceso de infección en un 85% y que se utiliza hoy en día para determinados problemas de la piel.
- ¿Cómo se aplicaría el Sulconazol?
- Hasta ahora se usa como una pomada, pero en este caso el virus no entra por la piel, sino por vía aérea. Buscaremos la fórmula para que se aplique por todo el cuerpo, bien una pastilla, un vaporizador, una inyección...
- De cualquier forma, ¿sería compatible con las actuales vacunas?
- Este fármaco serviría para aquellos casos en los que la vacuna no funciona. Hablamos de un porcentaje de entre un 5 % y 40% de personas que, pese a estar vacunadas, podrían infectarse e incluso acabar en el hospital. Sulconazol estaría destinado para los casos más graves.
Cuestionado acerca de una fecha en la que viese la luz el fármaco, Badiola prefiere ser cauto. «Si mañana mismo me viniese una farmacéutica con todo su potencial seguiría siendo incapaz de dar un plazo. Es cierto que los plazos habituales se están acortando y las agencias regulatorias hacen una excepción, pero no puedo hacer ninguna previsión», razona.
Aplicación. Pastilla, vaporizador, inyección... El equipo de Badiola busca la mejor fórmula para administrar el fármaco.
Proceso. Todo medicamento debe superar cuatro fases antes de su comercialización. El proceso lleva de más de un año.
Aprobados. Dos fármacos tienen el visto bueno de la Agencia Americana del Medicamento: remdesivir y baricitinib.
A pesar de estas agilizaciones, el camino de un fármaco no es corto. Son cuatro las fases que ha de superar en los ensayos clínicos. La primera de ellas es la llamada de seguridad o de estudio, en la que el fármaco se aplica a personas sanas para garantizar que no provoca ningún problema. Este primer periodo es al que aspira llegar el equipo de Badiola cuando alguna farmacéutica se lance a su estudio y financiación. Precisamente, la OMS ha anunciado esta semana el ensayo global 'Seguridad PLUS' con tres fármacos. Ha arrancado en Finlandia y se llevará a cabo en 600 hospitales de 52 países, aunque los resultados finales no estarán listos hasta la próxima primavera. El segundo paso se diferencia del anterior en la salud de los participantes, ya que se analiza en personas enfermas para comprobar la eficacia del medicamento.
En este punto se encuentran dos fármacos antivíricos experimentados en Reino Unido e Israel. El británico -dexametasona- es un potente corticoide antiinflamatorio que se usa incluso para contrarrestar los efectos secundarios de sesiones de quimioterapia. Se está empleando actualmente en varios hospitales de las islas británicas. Por su parte, el segundo concluyó esta semana la fase II tras curar de covid al 93% de los 90 pacientes ingresados en un hospital de Atenas por la falta de pacientes en Israel.
Una vez se verifica que es efectivo, el medicamento en cuestión pasa a compararse con otros ya en funcionamiento. Si se demuestra que la eficacia es menor, se descarta su comercialización. En cuarto y último lugar, se encuentra la llamada vigilancia del fármaco, un seguimiento monitorizado de aquellas personas a las que se les ha administrado. En caso de fructiferar, se procederá a la comercialización del mismo. A lo que aspira el equipo de Iker Badiola.
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