Un familiar acompaña a un dependiente durante una visita por los jardines de La Misericordia. JORDI ALEMANY

Las familias quieren ahora centros más pequeños y con jardines

j. j. hernández

Lunes, 22 de noviembre 2021, 00:14

La estancia media en las residencias es de cuatro años, ya que la mayoría de los usuarios acuden con patologías muy severas y altos grados de dependencia (nivel II muy avanzado o III). Promedian más de 86 años, en su mayor parte son enfermos crónicos ... y presentan deterioro cognitivo en más de la mitad de los casos. El corto tiempo de ocupación media implica que el relevo es constante, y eso es lo que se ha interrumpido durante la pandemia. Básicamente, debido al miedo al virus y a las restricciones para visitar a los internos. Las familias que han podido han resistido la situación en sus casas.

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«Comenzamos a tener la sensación de que las familias están optando en mayor medida por centros pequeños y que tengan jardines», explica Aitor Pérez Artetxe, portavoz de Gesca. Es un movimiento paralelo al que se está produciendo en el ámbito inmobiliario, con una discreta migración hacia el campo y las zonas verdes frente a opciones netamente urbanas.

Algunos grandes centros señeros mantienen su demanda, como La Misericordia, que pertenece al Grupo Lares, entidad sin ánimo de lucro. Es uno de los pocos casos en que, pese a ubicarse en el centro de Bilbao, dispone a sus puertas de un amplio parque.

Desde Babestu, la asociación de familiares, coinciden en que «ahora se mira más que la residencia tenga espacios verdes cerca; se ha visto lo importantes que son». No hay que olvidar que algunos geriátricos de la capital vizcaína son interiores y en ellos prácticamente no se ha podido cruzar la puerta durante muchos meses.

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