silvia osorio
Viernes, 28 de enero 2022
Después de dos semanas de optimismo por el retroceso de la sexta ola, Euskadi se da de bruces con la realidad. El virus mengua, pero no lo suficiente y, de hecho, amenaza con una nueva crecida. Así lo percibe el Gobierno vasco, que entiende que ... el escenario actual ha truncado cualquier posibilidad de aliviar las actualesrestricciones. Todo seguirá igual para los vascos hasta el próximo 13 de febrero: apagón social desde la una de la madrugada, veto al consumo de pie y pasaporte covid reforzado con más usos -siempre y cuando los jueces autoricen esta extensión del pase sanitario, la única medida que ha de validar el Tribunal Superior-. No es momento para levantar la mano, entiende el Ejecutivo autónomo. «El descenso se empieza a estancar e incluso podría ser un cambio de tendencia, pero es pronto para determinarlo. La situación es de incertidumbre», afirmó ayer la consejera de Salud, Gotzone Sagardui.
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El consejo asesor del LABI aprobó este viernes extender durante dos semanas la totalidad de las restricciones vigentes por la preocupante evolución de la pandemia en los últimos siete días. Ninguna concesión. Los aforos siguen al 60% y en bares y restaurantes no se pueden reunir más de 10 personas por mesa. Mientras otras comunidades han ablandado las medidas, el Gobierno vasco se resiste a abrazar la normalidad con la estrategia de contención más férrea del país. Solo Navarra le iguala. El Gobierno vasco cree que aún no es el momento idóneo de aflojar, ya que la evolución del patógeno en esta última semana ha arrojado varias señales alarmantes.
Los datos epidemiológicos requieren «prudencia». El retroceso continúa, pero han reaparecido algunos nubarrones negros que podrían anticipar que la epidemia inicie una fase de valle o meseta. Un estancamiento que se produciría en lo alto de una montaña, con unos niveles de transmisión mucho más elevados que en los momentos más álgidos de anteriores acometidas, y por tanto, con evidente riesgo de rebrote.
De momento, la caída se mantiene, pero las escaladas de la curva a 7 días y del R0, el índice que mide la velocidad de transmisión del virus, reflejan que la tendencia decreciente se ha ralentizado. De hecho, del miércoles al jueves la curva a 14 días, la principal vara de medir cómo se comporta el virus, se redujo 150 puntos, una disminución la mitad de baja que en otras jornadas. El temor a un cambio de rumbo de la curva está sobre la mesa. Y más con una media de 5.000 casos diarios, registros elevados a pesar de que Osakidetza ha dejado de hacer test para centrarse en los grupos vulnerables, una medida que ha distorsionado la fotografía real de la pandemia.
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Mientras, en los hospitales vascos se trata a 642 pacientes en planta y a 99 con riesgo de morir en la UCI. Cifras más bajas que hace un par de semanas, cuando se alcanzó el pico, pero solo comparables a las de la primera ola. Los hospitales se mantienen tensionados. «Es necesario mantener la máxima prevención durante los próximos días, hasta conocer cuál va a ser el comportamiento de la pandemia», afirmó la titular del área.
El Gobierno vasco no se ha querido arriesgar a mostrarse demasiado laxo. De hecho, espera reforzar el actual paquete de limitaciones con el pasaporte covid. A diferencia de otras autonomías que han decidido prescindir de su uso por haber perdido efectividad -es el caso de Cantabria, Asturias y Cataluña-, el Gabinete Urkullu presentó ayer la solicitud a los jueces para que avalen su prórroga hasta el 13 de febrero y su extensión a los hoteles, alojamientos turísticos y salones de juego y apuestas.
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Cualquier modificación requería autorización judicial. No es el caso del resto de medidas, que no entran en colisión con ningún derecho fundamental. Tanto el lehendakari, Iñigo Urkullu, por la mañana como Sagardui por la tarde trataron de justificar la ampliación de uso del certificado por su eficacia para reducir la transmisión del virus y por su impacto positivo en la vacunación. La dirigente jeltzale argumentó que desde que se activó ha hecho crecer hasta un 3% los índices de inmunización de los grupos etarios más rezagados y Urkullu lo calificó como «un ejercicio de responsabilidad con los demás». También recordó que en Europa no se cuestiona.
Finalmente, como cabía esperar, el Gobierno autonómico ha considerado suficiente flexibilización el levantamiento de la prohibición al deporte escolar, una medida única en el país en la sexta ola y muy criticada por federaciones y familias. Sagardui pidió «un esfuerzo más» a la ciudadanía para que encaje que las limitaciones a la vida social deben continuar. «La sociedad vasca ha demostrado ser adulta y madura y entiende a qué nos enfrentamos. La realidad es que seguimos en pandemia», zanjó.
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