En lo que va de pandemia, Euskadi no ha destacado nunca por su agilidad a la hora de poner vacunas, y eso parece que sigue siendo así. Solo el 48,8% de las personas mayores de 70 años en la comunidad autónoma han recibido la ... tercera dosis, la de refuerzo. Se trata de una proporción escasa en comparación con otras regiones de España. De hecho, únicamente tres autonomías están por debajo de ese porcentaje: Madrid, Cataluña y Canarias.
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En este caso el motivo, según aseguró ayer la máxima responsable de Salud, Gotzone Sagardui, al término del Consejo de Gobierno, no es que Osakidetza vaya con retraso, sino que hay que esperar a que transcurran seis meses desde el segundo pinchazo. Y como Euskadi sí fue lenta en los primeros compases de la campaña de inmunización contra el covid, ahora se arrastra ese vicio. Así que, para imprimir ritmo al proceso, la consejera ha pedido que se revisen los plazos y se adelante la administración de la tercera dosis. En definitiva, que no haya que esperar los seis meses prescritos hasta ahora.
Los datos por comunidades aparecen en el boletín diario que publica el Ministerio de Sanidad y llama la atención la gran diferencia que existe entre las distintas regiones. Extremadura y Navarra, por ejemplo, superan el 70% de población mayor de 70 años con protección total. Y la inmensa mayoría de las autonomías rebasa muy holgadamente el 50% de censados con la pauta vacunal completa.
Del análisis de esta estadística Sagardui no concluye que aquí, en Euskadi, falte agilidad, que el ritmo de inoculación sea lento. Lo que falta, sostiene, es tiempo: que transcurra medio año desde la inoculación de la segunda dosis. Hay que recordar que, durante los primeros meses de vacunación, cuando el abastecimiento llegaba en ocasiones con cuentagotas, el Gobierno vasco se empeñó en avanzar a menor velocidad precisamente para guardar parte de las dosis recibidas. Se trataba de acumular lo que vino en denominarse 'reserva estratégica', a fin de disponer de profilaxis suficientes en caso de que fallase el suministro en un momento en el que medio mundo peleaba por los sueros.
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Un cierto hartazgo
Así las cosas, y con la dosis de recuerdo para la población entre 60 y 69 años a un paso de autorizarse, Gotzone Sagardui pidió ayer que «se adelante la administración de la tercera dosis». Osakidetza tendría capacidad para imprimir ritmo al proceso si no tuviese que esperar seis meses entre pinchazo y pinchazo.
Hay otra variable que quizás haya que tener en cuenta y sobre la que están advirtiendo distintos colectivos: el rechazo de ciertos mayores a ponerse la tercera dosis. No se trata del advenimiento de una fiebre negacionista, sino de cierto cansancio, hartazgo incluso, que lleva a algunas personas a quedarse en su casa. Ni hay datos sobre el asunto, ni constataciones científicas, pero sí se están registrando casos. Habrá que ver hasta qué punto el rebrote de infecciones que ahora se está viviendo corrige esta tendencia, o si se confirma con la extensión de la dosis de recuerdo a otras franjas de edad.
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