Así se extiende el toque de queda por Europa

Desde el sábado, los residentes en la capital, París, y en otras ocho conurbaciones (Marsella, Lyon, Lille, Saint-Etienne, Rouen, Toulouse, Grenoble y Montpellier), deben permanecer en sus hogares entre las nueve de la noche y las seis de la madrugada. La medida puede prolongarse hasta el 2 de diciembre y afecta a unos 22 millones de personas, vecinos de áreas que están «en máxima alerta». El objetivo, defendió durante su anuncio el presidente, Emmanuel Macron, es «reducir los contactos privados, que son los contactos más peligrosos», y evitar el colapso del sistema sanitario, incapaz de hacer frente a un ritmo de contagios de 20.000 nuevos casos diarios. Incumplir esta restricción conllevará multas de 135 euros, que se elevarán a 1.500 la segunda vez y a 3.750 y hasta seis meses de cárcel en caso de volver a reincidir.

El primer ministro, Giuseppe Conte, barajó la posibilidad de imponer un toque de queda a nivel nacional. Pero, finalmente, serán las dos regiones más golpeadas en esta segunda ola, Lombardía y Campania, las que tengan hora límite para volver a casa. Los propios territorios solicitaron esta medida al Gobierno de Roma para tratar de acabar con los focos surgidos en torno al ocio nocturno. «Es la mejor solución», comentó el presidente de la zona en la que se enmarca Milán, Attilio Fontana, que echó la culpa del repunte de contagios a las fiestas y encuentros que se producen por la noche en las calles y locales. «No contamos con los suficientes agentes de policía para poder intervenir», se justificó. En la región que gestiona, desde mañana solo se podrá circular por las calles entre las 23.00 y las 5.00 por motivos de emergencia o laborales. Lo mismo sucederá desde el viernes en Campania. Piamonte, además, podría sumarse en breve. Los centros comerciales de la región cerrarán también los sábados y domingos y los alcaldes de todo el país dispondrán de la potestad de clausurar zonas públicas a las 21.00 horas.

Con una media de 7.876 positivos diarios, superados en las últimas jornadas con cifras de alrededor de 10.000, Bélgica es, en palabras del propio ministro de Sanidad y Servicios Sociales, Frank Vandenbroucke, «la región más afectada de toda Europa», un país situado «muy cerca del tsunami» con la propagación «más peligrosa» del continente en las regiones de Valonia y Bruselas. También el primer ministro, Alexander De Croo, alertó hace unos días de que «estamos peor que en marzo, cuando se decidió el confinamiento». De ahí que, desde el lunes, el toque de queda se aplique en todo el país desde la medianoche hasta las cinco de la madrugada. Todos los bares y restaurantes permanecerán además cerrados durante cuatro semanas, y solo podrán abrir para llevar comida a domicilio hasta las diez de la noche. En los hogares podrá haber encuentros de un máximo de cuatro personas, con mascarilla y siempre las mismas, aunque los invitados pueden cambiar cada dos semanas. Estas medidas, según Vandenbrocuke, son «las mínimas» que se pueden adoptar en un momento como el actual.

Dos millones de eslovenos tienen prohibido desde ayer salir a la calle entre las nueve de la noche y las seis de la mañana salvo para desplazamientos estrictamente necesarios. El Gobierno de la república sigue así la estela de otros países europeos tras duplicarse el número de casos en una semana y tener que suspender el rastre de contactos por falta de efectivos. También quedan limitadas a seis personas las reuniones sociales, y se prohíbe viajar entre las doce regiones nacionales. En las escuelas, a partir del sexto curso, la enseñanza se impartirá online.

Desde la medianoche de hoy, Irlanda es un país confinado. El Gobierno ha elevado el nivel de alerta a 5 para, durante las próximas seis semanas, regresar a una curva descendente de la pandemia. Los ciudadanos, salvo los que se dediquen a servicios esenciales, deben teletrabajar, aunque algunos sectores de actividad como la construcción estarán permitidos. También permanecerán abiertas las escuelas y se podrá hacer ejercicio, pero sin alejarse más de 5 kilómetros del domicilio. En ese radio será posible que haya reuniones en la calle de personas procedentes de diferentes viviendas, si bien no podrán ser más de dos hogares. La hostelería solo mantendrá abierto el servicio a domicilio y el comercio deberá bajar la persiana.

Reino Unido sufre el peor balance de muertos en Europa: más de 43.000. Y la oposición redobla la presión sobre el primer ministro, Boris Johnson, para que tome medidas más restrictivas que ralenticen la escalada de casos. Ante las reticencias del líder 'tory', Gales se ha revelado como el territorio más severo. El Gobierno de esta región ha decretado, como la vecina Irlanda, un confinamiento que arrancará el viernes. En este caso, se prolongará durante dos semanas y obligará a cerrar a los comercios no esenciales. La principal diferencia con respecto a marzo es que, en este ocasión, las clases de primaria y secundaria se reanudarán en la segunda semana de encierro, ya que la primera son vacaciones escolares.