«Este estudio supone una evidencia más sólida de algo que ya conocíamos y que se estudiaba hace tiempo. Es ilusionante, pero hay que ser cautos porque no es una cura». Es la valoración que hace Alfredo Antigüedad, responsable de la Unidad de Neuroinmunología y ... jefe de Servicio de Neurología en el Hospital Universitario de Cruces, sobre la publicación de un estudio que vincula la esclerosis múltiple (EM) con el virus Epstein-Barr, culpable de la llamada enfermedad del beso. Ayer, se reconocía algo sorprendido por la repercusión de la noticia. «Desde 2012 aquí hacemos un análisis a todos los pacientes que llegan con esclerosis para confirmar si han tenido el virus y siempre dan positivo. Es un tema sobre el que se investiga hace bastante», confirma este experto. El informe de Harvard que ha publicado 'Science' «abre nuevas vías de investigación y la puerta a una vacuna». Eso sí, no contra la esclerosis múltiple, sino contra el patógeno culpable de la mononucleosis.
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El Epstein-Barr es un virus muy común. Los expertos hablan de que afecta a entre el 94 y el 95% de la población, aunque no todos somos conscientes de su presencia porque puede ser asintomático. Es de ese tipo de patógenos a los que les gusta quedarse 'dormidos' a la espera de una ocasión para volver. «Se comporta como la varicela. Se acantona y años después puede reactivarse por múltiples motivos y causar un herpes zoster, por ejemplo», ejemplifica Antigüedad.
horizonte
Kjetil Bjornevik, investigador de la Universidad de Harvard, y su equipo pusieron a prueba la hipótesis de que la EM está causada por el virus responsable de la mononucleosis. En su trabajo analizaron los datos de más de diez millones de militares de Estados Unidos controlados durante un periodo de 20 años. 955 de los uniformados fueron diagnosticados de la enfermedad neurodegenerativa durante el servicio. Así, descubrieron que el riesgo de desarrollarla en individuos que eran negativos al virus se multiplicaba por 32 tras infectarse de él. «Estos resultados -dicen los autores-, no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido y sugieren que el Epstein Barr es la principal causa». ¿Quiere decir que estar infectado de este patógeno aboca a padecer esclerosis múltiple». No. «Todos los que la desarrollan están infectados, pero no todos los infectados la van a desarrollar porque entran en juego otros factores», aclara el especialista vasco.
En estos años se han relacionado múltiples virus como causas de la enfermedad además del Epstein-Barr: el herpesvirus humano 6, el citomegalovirus o los retrovirus endógenos humanos. Todos ellos podrían ser la «espoleta» -como define Alfredo Antigüedad- que desencadena la EM, pero para ello necesitan entrar en conjunción con marcadores genéticos o ambientales como los niveles de vitamina D, la exposición solar, el tabaquismo o el consumo de sal entre otros.
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asintomático
Hoy por hoy la enfermedad, que afecta a 2.600 personas en Euskadi (1.800 en Bizkaia) no tiene cura. Por eso cualquier avance en su investigación supone una buena noticia. El matiz de la investigación de la Universidad de Harvard es que abre la puerta a una vacuna, no contra la esclerosis, pero sí contra el Epstein-Barr. Todo son hipótesis aún, pero la inmunización en la niñez evitaría tener la enfermedad del beso y anularía ese factor a la hora de que se desencadenara la EM. «Aún es muy pronto. Es una vía ilusionante, pero hay que seguir investigando. Lo que quiero dejar claro es que no se habla de una cura», recalca el jefe de Servicio de Neurología en el Hospital Universitario Cruces.
La Sociedad Española de Neurología compartía ayer la misma cautela. «La altísima prevalencia de seropositividad al Epstein-Barr en la población general (95%) y la frecuencia relativamente baja de incidencia de esclerosis múltiple plantea un gran desafío para probar la causalidad directa entre el riesgo de desarrollar la enfermedad y la infección viral previa». La asociación reitera que «las investigaciones siguen apuntando a una combinación de factores genéticos con otros ambientales y no solamente a un único factor».
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Ayer fue un día distinto en la Asociación de Esclerosis Múltiple de Bizkaia (ADEMBI). Muchos de los afectados por esta enfermedad, más frecuente entre mujeres y que se diagnostica habitualmente entre los 20 y los 40 años, preguntaban a los trabajadores del centro que el colectivo tiene en Bilbao por la noticia sobre que se había encontrado la causa de su dolencia.
«Los resultados del estudio de Harvard son esperanzadores pero no es algo definitivo», advierten. Quienes comparten su día a día con afectados y sus familias se mostraban contentos porque «es una vía de investigación y un avance» pero también son conscientes de que «no estamos ante una cura».
«Esta enfermedad es multifactorial. Los desencadenantes son muchos y el virus Epstein- Barr parece ser uno de ellos pero hay muchas líneas de investigación», detallan. Con los pies en la tierra ante esta dolencia crónica y autoinmune también advierten de que «es pronto para saber si la investigación de EE UU puede dar origen a una vacuna o a un tratamiento».
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