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Buenas noticias contra el cáncer. Un estudio de la Universidad británica de Anglia Ruskin, perteneciente a la red de la Universidad de Cambridge, ha demostrado por primera vez la esperanza que abre la inmunoterapia para los pacientes con la forma más común de cáncer colorrectal. ... Un 61% de los afectados que participaron en el ensayo -aún en fase 1, pero «francamente prometedor»- vio como sus tumores se reducían o permanecían estables después de seis meses de tratamiento. El trabajo, recogido en la revista 'Nature Medicine', supone la primera vez que se informa de «respuestas consistentes y duraderas a la inmunoterapia en afectados difíciles de tratar».
La inmunoterapia es una nueva forma de terapia contra el cáncer, que aprovecha el propio sistema de defensas del paciente para utilizarlo como aliado frente a la enfermedad. Aunque resulte chocante, la ciencia comenzó a plantearse esta idea de tratamiento a finales del siglo XIX, en concreto en 1890; pero no fue hasta hace apenas una década, en 2013, cuando comenzaron a verse los primeros resultados. El melanoma, el más crítico cáncer de piel, fue el primero en beneficiarse de esta nueva herramienta terapéutica frente a la que poco a poco van cayendo (al menos, en parte), otras enfermedades oncológicas. El próximo candidato parece ser el más común de los tumores colorrectales, una patología que los oncólogos conocen como cáncer colorrectal metastásico estable con microsatélites (MSS mCRC).
«Los resultados que hemos obtenido son potencialmente revolucionarios», se atrevió a valorar el profesor Justin Stebbing, coautor del trabajo. Lo que han hecho los investigadores es probar en un grupo de pacientes de Estados Unidos la eficacia de la combinación de dos fármacos inmunoterápicos, llamados botensilimab y balstilimab. No sólo lograron un resultado muy esperanzador, sino que además con unos efectos secundarios para los pacientes muy tolerables.
Los más comunes fueron diarrea y fatiga. «Estos resultados son increíblemente emocionantes. El cáncer colorrectal o de intestino -valoró el investigador- es una de las formas más comunes de cáncer en todo el mundo. Esta es la primera vez que hay evidencia convincente de que la inmunoterapia puede funcionar en todas las formas de tumores colorrectales», afirmó esperanzado.
El grupo se encuentra tan confiado en su propuesta de terapia que mantendrán el ensayo y confía en que «muy pronto» tanto la agencia del medicamento de Estados Unidos, FDA, como la británica aprueben el uso de este tratamiento. «Históricamente, el cáncer colorrectal metastásico no ha respondido a la inmunoterapia, pero las reglas del juego pueden cambiar a partir de ahora para los pacientes», argumentó la primera coautora del informe, Andrea Bullock, profesora de medicina en el centro médico Beth Israel Deaconess, de Boston (EE UU).
El trabajo británico-estadounidense coincide en su publicación con otro similar realizado por el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (EE UU), con 15 pacientes afectados por cáncer de recto. Los pacientes presentaban una tumores con una mutación genética específica concocida como deficiencia de reparación de desajuste (MMRd) o inestabilidad de microsatélites (MSI), que supone el 5% de todos los tipos de cánceres anales. El tratamiento elegido se probó inicialmente con un solo enfermo.
Su aparente curación (una expresión que los médicos utilizan cuando las pruebas diagnósticas no muestran rastro alguno del cáncer) llevó al grupo a utilizar el mismo procedimiento con otros 14 pacientes más. El resultado fue el mismo. Lograron curarse, por tanto, el 100% de los pacientes. El trabajo, promovido por los especialistas Luis Díaz y Andrea Cercek, fue el resultado de trabajar, según explicaron los expertos, con «dos ideas claves».
La primera de ellas consistió en averiguar con precisión qué tipo de pacientes podría beneficiarse con mayor éxito de la inmunoterapia para que pudieran recibirla de inmediato. El grupo buscó por otra parte que la terapia alternativa, si funcionaba tuviera la menor cantidad posible de efectos secundarios, por lo que decidió probar la inmunoterapia como tratamiento único. La cirugía, quimioterapia y radioterapia utilizadas hasta la fecha favorecen, como posibles secuelas, «la disfunción intestinal y de vejiga de por vida, incontinencia, infertilidad, disfunción sexual y más». También lo lograron. «Todos los pacientes han conservado la función intestinal, de la vejiga, la función sexual y la fertilidad. Las mujeres, además, conservaron sus úteros y ovarios. Es extraordinario», resumieron.
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