El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

«Estoy deseando quitárme la mascarilla, no la soporto más»

Mientras muchos cuentan las horas para desprenderse de la mascarilla, otros afirman que la seguirá usando por «miedo y precaución»

Martes, 19 de abril 2022, 01:20

A pocas horas de que entre en vigor la retirada de la mascarilla en espacios cerrados, algunos ciudadanos tienen la decisión tomada –dejar de usarla o mantenerla– y otros aún no saben qué van a hacer. Tras casi dos años obligatorias en interiores, el hartazgo ... y las ganas de una vida normal sin ninguna atadura de unos contrastan con la costumbre y el miedo que sienten otros a verse desprovistos de un elemento protector que ha resultado eficaz para combatir al virus.

Publicidad

«Va a ser una liberación. Estoy deseando quitármela. Trabajo 8 horas con ella en la oficina y no la soporto más», afirmaba ayer Ekaitz Altube, un vecino del barrio bilbaíno de Indautxu que se dedica al sector inmobiliario. «¡Es que han sido casi dos años!», recordaba mientras jugaba con su pequeño en el Parque de Doña Casilda. A pocos metros, otros padres también confesaban estar cansados del protector buconasal, aunque entienden que se mantenga su utilización en ámbitos concretos como el transporte público, los hospitales y las residencias. Sin embargo, «a los niños en los colegios ya se las tenían que haber quitado. El riesgo de contagio es muy bajo y dicen que infectan menos que los adultos», mantenía el también bilbaíno Aitor Markínez. «Van a ir más contentos a clase a partir del lunes...», añadía otra madre, que no acertaba a entender la incertidumbre generada en los centros de trabajo. «No entiendo que en un bar se pueda entrar sin ella y en la oficina no», opinaba.

Entre los jóvenes, predominan los que han optado por desprenderse de la mascarilla. Aunque hay personas que la siguen portando al aire libre, lo cierto es que desde que la norma se suprimió en exteriores se ha percibido más pasividad en su uso. «En los bares ya se ve a mucha gente que entra o sale sin ella. Para ir al baño igual sí se mantiene más», reflexionaba Itxaso Bilbao, una treintañera que recaló directa en García Rivero después de pasar unos días en Las Landas.

Los más mayores, reacios

Allí ha podido experimentar la vida sin mascarilla, ya que en Francia dejó de ser obligatoria hace varias semanas. «Una maravilla. El primer día se me hizo raro ir al supermercado sin ella, pero te acostumbras rápido».

Publicidad

Mientras a unos les estorba, a otros les da seguridad. Sobre todo, a la población más mayor, la más vulnerable frente a las garras del patógeno. El matrimonio formado por Enrique López y Begoña Díez la llevaba puesta ayer incluso mientras descansaba en un banco de la Plaza Bizkaia tras su paseo matinal. «Tengo problemas de corazón y ella de pulmón. Tenemos un miedo tremendo a coger el covid», explicaba el octogenario.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad