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El avión que traerá a Alex García, el vizcaíno gravemente enfermo ingresado en la UCI de un hospital de Tailandia, ya está en el aire. Como estaba previsto, ha despegado a las cinco de la tarde de la base aérea de Torrejón de Ardoz ... y se dirige hacia Bangkok, la capital del país asiático y el lugar en el que permanece este hombre de 36 años que sufre una pancreatitis aguda. Su vida pende de un hilo y, por eso, desde hace tres días, el Ministerio de Defensa ha acelerado las gestiones para organizar un espectacular despliegue, traerle al aeropuerto de Loiu y, desde allí, al hospital de Cruces. «Es la misión más voluminosa en cuanto a personal médico», confirma Pilar Salvador, jefa de la Unidad que se dirige a Bangkok.
¿Cómo es el dispositivo? En primer lugar, explica, se ha tenido que seleccionar un avión adecuado para un desplazamiento tan largo, a alrededor de 15 horas de distancia. Y se ha seleccionado un avión medicalizado A330 de la Unidad Médica de Aeroevacuación del Ejército del Aire y del Espacio (UMAER).
Además, se ha configurado un equipo con «11 personas»: anestesistas, intensivistas, enfermeros de cuidados críticos y técnicos sanitarios en aeroevacución. «Son profesionales preparados para este tipo de misiones, para llevar a pacientes críticos en un vuelo ya que el medio aéreo es un medio hostil para los pacientes. Es el mejor avión, el que da un salto de una vez, sin escalas, y hay que tener un equipo muy bien preparado, muy cualificado. Y hoy por hoy es lo que tenemos en este avión para ir a buscar a nuestro Álex», lanza la teniente coronel Salvador, que aprovecha para mandar un mensaje al vizcaíno domiciliado en Gipuzkoa y su familia. «Álex, vamos a por ti. Nos mueve la emoción. Necesito colaboración por parte de la familia. Vamos a por ti. Vamos a traerte», lanza.
Todo se ha preparado a contrarreloj. «Hace tres días surge la llamada y nos dicen que hay alguien que nos necesita. Prepárate. Primero tenemos que analizar los datos médicos del paciente. Y luego está la parte operativa, aérea. Hay que estudiar la viabilidad del vuelo para ver si la patología es susceptible de volar». Y sí se puede.
El trabajo del equipo médico ha sido buscar toda la información posible sobre Álex, algo que reconoce que ha sido complicado. «El objetivo es ver qué necesidades tiene durante el camino porque el viaje son 15 horas aproximadamente», explica.
El viaje es un punto crítico. Pero antes habrá otros momentos delicados. «El vuelo para allá es fácil. Al llegar allí, descansamos un poco y vamos a ver al paciente. Una vez que llegamos y vemos cómo está, luego el paciente tendrá que llegar a nuestro avión, que no haya problemas en pasar papeles, fronteras... Y se le subirá al avión, que ya es complicado porque va intubado y grave. Una vez arriba, empezamos con nuestra UCI, estabilizarle y acomodarle con los tratamientos que lleve. Darle seguridad y decirle que le vamos a llevar a casa. Cuando llegue a Bilbao ya una ambulancia preparada. Vamos allí con gran ilusión, cariño y gran emoción y profesionalidad».
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