
Existen un sin fin de situaciones que pueden ponernos de mal humor a lo largo del día y una de ellas es el hambre. Esa sensación de querer comer algo y no poder, hace que nos sintamos más irascibles pero, ¿por qué nos enfadamos cuando tenemos hambre? Bea, la nutricionista y divulgadora conocida en redes como @bea_gonfer, asegura que hay una explicación científica.
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«Cuando no comemos, nuestros niveles de glucosa en sangre bajan, lo que afecta a nuestro cerebro y, en particular, a una zona llamada la amígdala, que regula las emociones», detalla la experta en nutrición y exatleta de salto de altura. Este descenso de energía «provoca un aumento de cortisol, la hormona del estrés, lo que nos hace más propensos a sentir irritabilidad y ansiedad», cuenta.
Además, «el hambre activa el sistema nervioso simpático, el cual prepara nuestro cuerpo para la acción», añade. En este sentido, explica que, cuando no comemos, nuestro organismo «entra en 'modo superviviencia' y las pequeñas frustraciones se amplifican».
Para aumentar los niveles de azúcar, el cortisol promueve un proceso conocido como gluconeogénesis. Este se basa en la producción de glucosa a partir de la descomposición de ácidos grasos y proteínas almacenados en el hígado. Así se logra un rápido aporte de energía a nuestro cuerpo. Por lo tanto, la nutricionista puntualiza que, «la próxima vez que sientas que el enojo te invade, podría ser que tu cuerpo solo necesita un buen bocado de comida».
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