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Mañana miércoles está prevista la celebración del juicio por la muerte de un hombre de rabia hace ahora justo cinco años en el hospital de Cruces. La familia del fallecido acusa a Osakidetza de negligencia al sostener que varios médicos que atendieron al difunto en septiembre y noviembre de aquel año no aplicaron el protocolo del propio Departamento de Salud para esta enfermedad.
Los hechos se remontan a 2019. El 31 de agosto de aquel año A.E.M.H. fue mordido por un gato durante una estancia en Marruecos, país donde la rabia es endémica. Allí fue atendido por los servicios sanitarios y le indicaron unas pastillas. A su regreso de Marruecos acudió el 9 de septiembre a su centro de salud en Sestao. Allí, según recoge la denuncia, el fallecido comunicó que había sido mordido en el brazo derecho por un gato en Tánger diez días antes. En el ambulatorio de la Margen Izquierda le dieron una dosis de la vacuna antitetánica y le recetaron antibiótico.
El 24 de noviembre el afectado acudió a urgencias de Cruces con dolor «constante y pulsatil» en el brazo en la zona del mordisco. Le dieron el alta y le pautaron nolotil. Cuatro días después regreso a estas urgencias reiterando que, además de seguir con dolor en el brazo, tenía vómitos. Se le volvió a dar el alta con un tratamiento a base de antiinflamatorios y fármacos para las náuseas.
El 5 de diciembre el afectado ingreso en San Eloy donde los médicos que le trataron ya sí comenzaron a sospechar que el varón, que entonces tenía 56 años, estaba infectado de rabia. Ese mismo día se le administró la vacuna antirrábica, inmunoterapia específica para esta enfermedad y se le trasladó a Cruces, donde ingresó en la UCI. Presentaba síntomas compatibles con una encefalitis rábica. Allí falleció días después, el 13 de diciembre de 2019.
La rabia es una enfermedad que tiene un periodo de incubación que oscila entre los 2 y 3 meses, según la OMS. Se recomienda comenzar el tratamiento lo antes posible porque, una vez aparecen los síntomas ya no es efectivo. Existen analíticas para comprobar la infección por este virus y poder iniciar el tratamiento, consistente en administrar una vacuna e inmonoglubina específicas.
La familia sostiene que si los médicos de Osakidetza que trataron al fallecido el 9 de septiembre, en su centro de salud, y el 24 y el 28 de noviembre en las Urgencias de Cruces, hubieran tenido en cuenta que esta persona podía estar infectada de rabia tras la mordedura de un gato en Marruecos y «seguido el protocolo» para estos casos su ser querido habría sido vacunado y estaría vivo. Es por ello que han denunciado estos hechos al considerar que se produjeron una serie de negligencias médicas. Reclaman una indemnización de «más de 500.000 euros».
Los denunciantes y Osakidetza trataron de alcanzar un acuerdo años atrás, pero Salud desestimó su petición al estimar que se ofreció al difunto una «atención correcta». Es más sostuvo entonces que no se le administró el tratamiento antirrábico porque el paciente «desapareció» tras acudir por primera vez a su centro de salud. Algo que los familiares niegan e insisten que Osakidetza tenía el teléfono del afectado y medios para localizarle si hubiese querido vacunarle contra esta enfermedad mortal. El de este vecino de Sestao fue el primer caso de rabia en humanos que se registraba en Euskadi en 30 años.
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