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¿Debe haber médicos de familia que trabajen solo en turno de tarde? Esta es una de las cuestiones que se abordó ayer durante la jornada organizada por la Fundación Sabino Arana para tratar el futuro del sistema de salud en Euskadi. La cuestión la ... puso encima de la mesa Albert Planes, médico de familia y miembro del Foro Catalán de Atención Primaria. Para él la respuesta es evidente. Debe darse «flexibilidad horaria» a los facultativos para lograr que permanezcan en el mismo centro de salud el mayor número de años posible. Esto no significa que no ejerzan a las tardes, pero tampoco que lo hagan todas ellas. «Al menos un día a la semana deberían trabajar en ese turno», proseguía el experto, quien recalcaba que «la atención vespertina en los centros de salud debe existir», pero «no es indispensable» que sean los mismos profesionales los que la ofrezcan siempre.
Con esta medida, apuntaba ayer Planes, se lograría hacer más atractiva la Medicina de Familia, enganchar a más profesionales, facilitar la continuidad de unos facultativos escasos y evitar que se vayan a otros niveles asistenciales. Osakidetza tiene en la actualidad cerca de 200 plazas de galenos y pediatras sin ocupar.
Para el catalán, que trasladó varias propuestas «provocadoras» es capital recuperar «el principal valor de la Atención Primaria»: la longitudinalidad entre el médico y su paciente; esto es que el mismo facultativo siga a la persona durante años. Una práctica que, según un estudio realizado en Noruega, reduce en un 25% la mortalidad, en un 28% las hospitalizaciones y en un 30% las visitas a Urgencias. Tan convencido está Planes de los beneficios que aporta esa relación en el tiempo que abogó por «premiar a los médicos de familia que permanezcan en su plaza y con sus pacientes durante años porque es el mejor fármaco que tenemos».
Itziar Vergara, directora científica de BioGipuzkoa, fue otra de las ponentes que participó en un foro que entre los asistentes tuvo a Imanol Pradales, candidato jeltzale a la Lehendakaritza, a parte de la actual cúpula de Salud y a varios exdirigentes de la sanidad vasca. Ante ellos apostó por aplicar cambios en el ámbito comunitario de la salud y «trasladar parte de las competencias al ámbito municipal». Les dijo que se «puede hacer mucho» para mejorar la salud de la ciudadanía con políticas que faciliten una mejor vivienda o la práctica de deporte.
Por su parte Ander Urruticoechea, director de Onkologikoa, defendió que el sistema vasco de salud «no necesita grandes cambios», pero sí una «transformación progresiva que dé respuesta a los retos». Para ello abogó por «una gestión basada en resultados, la I+D y la digitalización». Sobre este último avanzó un aspecto que, en su opinión, habría que incorporar en el futuro: «Se debe capacitar al ciudadano para el autocuidado en base a herramientas digitales» que le pueden permitir, por ejemplo la «prescripción» de alguna medicación.
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