«Para la cuarta dosis debe emplearse una vacuna distinta a las que hemos recibido»

- Existe un debate importante sobre la cuarta dosis. ¿Es mejor pincharla ya, como pide Europa, o esperar a otoño?

- Sobre la cuarta dosis desde la Sociedad Española de Inmunología queremos dejar un aspecto claro. Consideramos que se debe utilizar una vacuna diferente a las que ya hemos recibido de ARN mensajero. No solamente es importante cuándo se vacuna, sino con qué preparado vamos a hacerlo, porque la vacunación heteróloga, con sueros diferentes, aporta una respuesta inmune más vigorosa.

- ¿Y qué vacuna consideran entonces que se debe emplear?

- A diferencia de al principio de la vacunación, ahora tenemos preparados aprobados con un formato diferente, como la Hipra española, Novavax y la de Sanofi. Las tres son de proteína recombinantes. Sería interesante utilizar estas vacunas para obtener esa inmunidad heteróloga en vez de volver a poner las de ARN anteriores. También lo sería emplear las fórmulas creadas para las nuevas variantes o desarrolladas contra regiones del virus distintas a la espícula. En los próximos meses va a ser necesario ese refuerzo, pero insisto que debe ser con vacunas diferentes a las que nos han inoculado ya para obtener una respuesta inmune más robusta y eso, a día de hoy, no es posible.

- Con las vacunas los anticuerpos comienzan al menguar al de pocos meses. ¿Debe preocuparnos?

- Para tomar decisiones sobre nuevas dosis, además del nivel de anticuerpos, se debería medir la inmunidad celular, que es muy importante porque, a diferencia de los anticuerpos, su respuesta frente a la enfermedad es más potente y duradera. Las células T nos protegen de la enfermedad grave y del fallecimiento, como estamos viendo en esta última ola.

- ¿Es la covid menos grave?

- Afortunadamente parece que ahora causa menos enfermedad grave, algo a lo que han contribuido también las vacunas. El virus ha ido mutando y haciendo cada vez más contagioso, pero por las evidencias que tenemos sabemos que ahora es menos capaz de producir esas neumonías bilaterales graves, que son las que realmente provocan casos complicados, ingresos prolongados o la necesidad de unidades de cuidados intensivos.

- Será menos grave, pero sigue llevando a mucha gente en los hospitales.

- Aunque sea muy leve para la mayoría, todavía hay mucha población a la que se le puede complicar esta enfermedad, bien porque tenga patologías previas graves o sean mayores. En los hospitales tenemos que seguir destinando muchos recursos al covid. En el que trabajo, por ejemplo, ahora mismo hay 100 ingresados con covid. Son 100 camas que no estamos dedicando a otras cosas. Las personas siguen ingresando por otras enfermedades y no deben tener que esperar a ser atendidos porque los sanitarios estemos dedicados al covid. Los gestores deben darse cuenta de esto y dimensionar las plantillas, porque esto no es un virus estacional.

- En esta ola se dan cifras de ingresos muy altas, sin embargo las UCI parece que están bastante bien. ¿A qué se debe?

- Influye que tenemos más herramientas terapéuticas, lo que nos permite un mejor manejo del paciente. Se están utilizando los antivirales, conocemos mejor la enfermedad, sabemos cuáles son los pacientes que se van a complicar y necesitar un tratamiento u otro. Además la población está vacunada en un porcentaje muy alto. Todo eso hace que la situación no sea mala. No es ideal, porque tenemos muchos pacientes covid ingresados en planta, pero es verdad que a las UCI llegan pocos.

- Se ha detectado una nueva subvariante llamada centaurus en, al menos, ocho países. ¿Qué podemos esperar de ella y cómo nos puede afectar?

- Los expertos tienen ciertas controversias, unos están hablando de una capacidad de contagio parecida a la del sarampión, pero otros que dicen que estamos sobreestimando este dato. Lo que si parece que es más contagiosa, pero también que la clínica que genera es de vías respiratorias altas en vez de la de neumonía bilateral complicada, como era este virus en su origen.

- ¿Hasta cuándo seguiremos teniendo olas?

- Este es un virus que ha venido para quedarse. En estos dos años y medio hemos aprendido mucho de él. Sabemos manejarlo, se han desarrollado vacunas, los pacientes están en una mejor situación, pero también es verdad que nos va a seguir dando mucho trabajo.

- Estamos en un escenario sin restricciones, pero con una alta tasa de contagios y las autoridades se nos pide prudencia. ¿No es contradictorio?

- Esto es ya una cuestión de responsabilidad individual, no un posicionamiento de la sociedad. Es lo mismo que para un diabético el tener que cuidarse. Debemos darnos cuenta de que no podemos tener siempre a una persona dándonos órdenes o diciéndonos lo que tenemos que hacer.

- ¿Cómo se cuida usted?

- En la calle, al aire libre, no utilizo la mascarilla y me parece que su uso en estos espacios no tiene ningún tipo de criterio científico, solamente si hay una aglomeración como las que hemos visto en Sanfermines, porque la proximidad hace que la probabilidad de contagiarte sea mayor.

- ¿Y en interiores?

- Depende mucho de los vulnerables que tengas a tu alrededor y de si tú mismo eres vulnerable. Si eres una persona con una patología previa que vas a tener problemas en caso de infectarte entonces sí debes usar mascarilla en interiores. En mi caso, cuando estoy con personas con estas características, como puede ser mi madre, procuro mantener la distancia y no la beso.

- ¿Se hace suficiente con la ventilación?

- Debemos darle una vuelta a que los locales tengan sistemas de medición de la calidad del aire y de ventilación. Eso ayudaría muy probablemente a que haya una menor incidencia de este y de todos los virus respiratorio. Es una cuestión que tendría que estar más regulada y ser una exigencia en aquellos lugares en los que se junta una masa de personas.