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El teniente general Luis Martínez Meijide (A Coruña, 1960) dirige la Unidad Militar de Emergencia (UME), la punta de lanza militar de esta crisis sanitaria. Forjado en el regimiento de artillería del Ejército de Tierra, este general de tres estrellas, casado y con dos hijos ... aplica su vasta experiencia en planeamiento para combatir a un enemigo voraz, el virus. Lleva 12 mudanzas en su periplo castrense antes de dirigir la UME.
- ¿Llegaron a pensar que se pudiera desatar una tormenta de estas características?
- Uno se puede poner en escenarios complicados, pero desde luego este ha escapado de cualquier imaginación y previsión. Si esta crisis sanitaria no se hubiera desarrollado, nosotros hubiéramos realizado en Canarias en estas fechas un ejercicio para simular una erupción volcánica y un movimiento sísmico. Una ejecución de nivel tres, que supone activar todos los recursos del Estado. Pero esta crisis ha superado todas las previsiones.
- Un tercio de la unidad, 1.200 de 3.500 efectivos, está activada en la 'operación Balmis'. ¿Le preocupa su operatividad con la vista puesta en las campañas de primavera y verano?
- Es un esfuerzo máximo. Son tres turnos con los que vamos al 100% de nuestras posibilidades, sobre todo si queremos llevar un ritmo sostenido y prolongado en el tiempo. Esta es una carrera de fondo. Estamos en el mundo del cambio climático. Tenemos de todo en todas las estaciones y mantenemos una reserva para que actúe aquella unidad que recibe la alerta meteorológica.
- ¿La UME va a ir replegándose poco a poco en esta operación?
- Ya está sucediendo. Inicialmente la unidad hizo presencia en zonas urbanas de mayor afluencia, con la desinfección de estructuras críticas cuando ni siquiera se habían firmado los planes operativos. Ahora estamos en la red hospitalaria y las residencias. La UME ha sido la punta de lanza, que se va desgastando, y luego llega el Ejército, con mayor presencia territorial y de medios, para resolver de manera continua y sostenida la crisis.
- ¿Ha podido conocer a través de sus subordinados la situación de esas residencias de ancianos que investiga la Fiscalía?
- Me reafirmo en que se trata de casos puntuales. No me puedo pronunciar sobre un asunto bajo investigación, pero en un ambiente de tranquilidad y veracidad son efectivamente casos aislados.
fallecidos
- En Euskadi y Cataluña, por ejemplo, empezaron con infraestructuras y ahora tienen peticiones de ayuntamientos.
- Esas solicitudes llegan al cuartel general de la operación en Retamares (Madrid) bajo el liderazgo del teniente. Las peticiones vienen de las delegaciones del Gobierno y de las consejerías. Es el mando quien decide, caso por caso, a qué unidad envía de Tierra, Mar o Aire. No es cuestión de territorios o de comunidades; es de personas y de Estado.
- ¿Se pueden llegar a ver la imagen de vehículos militares llevando féretros como en Italia?
- La sensibilidad en cada país es distinta. En Italia están acostumbrados a ver patrullar a sus soldados en la calle. Su ejército ha contribuido como nosotros, pero quizá en nuestro caso de forma más discreta. Cuando trasladamos y custodiamos esos féretros lo hacemos con el mismo cariño y respeto que si fuera un caído de nuestra unidad.
- ¿Le congratula escuchar buenas palabras de políticos y partidos de todos los colores?
- A todos nos gusta que nos reconozcan el trabajo. Pero vamos tan liados que no tenemos tiempo de enfadarnos o alegrarnos. La misión es como una máquina quitanieves que limpia con una cuña y solo importa lo que hay delante. Me preocupa que nuestra gente no enferme.
- ¿Cómo gestiona este riesgo?
- Tengo un magnífico estado mayor. Cuando vimos los primeros datos, establecimos un núcleo duro paralelo y lo aislamos en caso de caer enfermos los que estamos en primera línea.
- ¿Le han llegado quejas por la falta de material de protección?
- Nuestro regimiento de desinfección estaba bien equipado antes de la pandemia. Eso ha sido muy útil a la hora de poder actuar con toda la protección.
- ¿Cómo afecta la curva virológica a la planificación militar?
- Lo de menos es cómo se denomina la situación administrativa. Lo importante es lo que está pasando, cómo evoluciona y las medidas a tomar. Siempre hay que tener un 'plan b' y hasta que la misión no termina no se suelta. Hemos sincronizado nuestro reloj biológico para una carrera de ultrafondo.
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