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«Ya era hora de que nos dejasen volver a trabajar otra vez, aunque tenga que ser con mascarilla. Lo necesitábamos», celebró este martes a la tarde Luis Ángel Rodríguez, propietario del Moma, la reina de las discotecas de la noche de Bilbao. Los hosteleros ... recibieron con «alivio» el fin de la Emergencia Sanitaria anunciada por el lehendakari y con ganas de que el «ajetreo y el jaleo del bueno» regresen lo antes posible. No obstante, mostraron cierta «inquietud» por el futuro que le aguarda en esta nueva etapa a un sector «cargado de deudas» y «fuertemente comprometido» por los créditos que tendrán que empezar «a devolver a partir de marzo».
Héctor Sánchez, que desde el estallido de la pandemia ha ejercido de portavoz de uno de los colectivos más castigados por la crisis sanitaria -con el cerrojazo total de sus establecimientos en varias ocasiones a lo largo de los últimos 18 meses-, festejó el anuncio, «por fin», de «buenas noticias». «Levantándose casi todas las medidas y con la barra libre total», cuestión que juzgaban clave para impulsar su debilitada situación, el gremio se prepara para enfilar la «tan ansiada normalidad».
Sin embargo, los afectados confían ahora en que muchos clientes se sacudan «el miedo» que preocupa a la hostelería y vuelvan a «llenar» bares y restaurantes. «Las bases y el camino están preparados, pero necesitamos desde ya mismo un fuerte consumo y una importante actividad económica para recuperar lo mucho que se ha perdido», reconoció Sánchez. «Llevamos las mochilas muy pesadas y con muchísimas familias endeudadas hasta las cejas. Ansiábamos volver a trabajar», insistió.
Sin límites de aforos y horarios, los hosteleros vizcaínos, que han censurado en innumerables ocasiones el agravio comparativo sufrido respecto a colegas de otras comunidades, aplauden que la vuelta haya sido «en buenas condiciones». Entienden que no quedaba otra opción. El consumo en barra y de pie en los bares «es imprescindible porque es a lo que estamos acostumbrados», destacaron varios hosteleros de García Rivero, que reconocieron haber tirado de los «ahorros familiares» para mantener la totalidad de las plantillas. El ocio nocturno, por su parte, no concebía que la vuelta fuera únicamente hasta las 3 de la madrugada, como llevan trabajando desde hace algo más de dos semanas. A partir de mañana, las salas de fiestas podrán estirar la jornada hasta las seis y media de la mañana y retirar definitivamente de las pistas de baile las sillas y mesas que tanto «incomodaban» a los clientes. En la Fever y Santa Ana aseguraban este martes que esta etapa garantizará la vuelta de los «deseados» conciertos de música, una de las principales fuentes de ingresos de estas dos salas de Bolueta, confirma Adrián Medrano. «Por fin ha llegado lo que más esperábamos, aunque somos casi los últimos en beneficiarnos», matizó. «Cantidad de chavales me han felicitado por volver a abrir al 100% y ayudar a acabar con los botellones», destacó Luis Ángel Rodríguez.
Pero el entusiasmo no es pleno. Diego Maestre, dueño de la discoteca Sonora de Erandio, ha tenido que echar mano de la fianza del alquiler, «lo que supone 38.000 euros», para seguir tirando. «Lo peor es que muchos compañeros se han quedado en el camino. Es necesario un rescate para el sector», planteó.
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