El consumo del cigarrillo electrónico se cuadriplica en Euskadi y «preocupa mucho» al Departamento de Salud

Actualmente el 15% de la población vasca mayor de 14 años consume cigarrillos electrónicos. Esta tasa se incrementa de forma notable entre los jóvenes. Un 40% de los hombres menores de 35 años y un 30% de las mujeres aseguran haber fumado cigarrillos electrónicos durante el último año, según los datos que se recogen en la Encuesta sobre Adicciones de Euskadi elaborada en 2023 y que se ha hecho pública este viernes.

Con los cigarrillos electrónicos se da una tendencia inversa a la del resto de principales sustancias adictivas. Mientras en Euskadi se mantiene la caída en el consumo del tabaco tradicional, del alcohol o del cannabis, sube el de estos dispositivos. Su crecimiento coincide también con su mayor implantación en el territorio. La anterior encuesta es de 2017, cuando los vapeadores aún no estaban tan extendidos el número de puntos de venta era menor.

Larizgoitia ha indicado en rueda de prensa que el Departamento de Salud va a «estudiar con detalle» el posible trasvase de fumadores de tabaco tradicional al cigarrillo electrónico para ver si realmente se está produciendo.

En cuanto al tabaco en general, la encuesta refleja que se mantiene la caída de consumidores iniciada en 2010, especialmente entre los jóvenes. Lo hace marcando un nuevo suelo desde que se comenzó a elaborar estos trabajos en 1992. Actualmente el 19,7% de los vascos mayores de 14 años fuman tabaco a diario y el 23,3% lo hizo en el último mes. Tres de cada cuatro mujeres y dos de cada tres hombres se encienden más de cinco pitillos al día. Y de todos ellos la mitad ha intentado sin éxito poner fin a esta adicción.

Con respecto al alcohol, se mantiene como la sustancia más consumida por la población vasca. El 76% toma bebidas espirituosas con cierta frecuencia. Son dos puntos menos que hace seis años aunque esta caída no es general. Se da en todos los grupos de edad salvo en el de personas de entre 55 y 74 años.

En cuanto a los consumos intensivos, esto es más de 4 copas en el caso de las féminas y de 5 para los varones, el 15% de las mujeres y el 20% de los hombres reconoce llevarlo a cabo varios días al mes. Entre los jóvenes uno de cada tres asegura emborracharse con cierta regularidad. Algo que hacen, según la encuesta, porque les gusta como se sienten o para divertirse.

Un dato significativo que figura en la encuesta es que el 70% de los vascos se inician el en consumo del alcohol y el tabaco antes de llegar a la mayoría de edad. Con el cannabis es la mitad.

La encuesta, en la que han participado 2.500 personas mayores de 14 años, es una herramienta que sirve al Departamento de Salud para analizar tendencias. Y la dinámica que refleja su última edición es positiva al mostrar «un avance significativo en la mejora de los hábitos de vida de los vascos, fruto en buena medida de las cuatro décadas que Euskadi lleva trabajando en el abordaje de las adicciones», según ha indicado este viernes la consejera Gotzone Sagardui. Aún así la titular de Salud ha querido huir de la autocomplacencia y ha recalcado que aún quedan «retos por lograr para seguir mejorando», parte de los cuales se establecen en el último Plan de Adicciones del Gobierno vasco presentado el pasado año.

Y es que en las conclusiones de la encuesta se recoge que, aunque han disminuido, los consumos tanto de alcohol, como de tabaco y cannabis «siguen siendo altos», en especial «en algunos segmentos de la población».

Precisamente una de esas áreas en las que se quiere incidir es en la de los tranquilizantes. Su prescripción médica ha aumentado de forma notable. Durante el último año se les recetaron psicofármacos al 21% de las féminas vascas. Una indicación que va a más con la edad. Entre las mayores de 74 son el 40%. Entre los hombres esta proporción es de la mitad. Desde Salud se atribuye este incremento, según ha apuntado Larizgoitia, a «una mayor demanda de una población preocupa por su salud». El aumento ha coincidido también con los años de pandemia y los inmediatamente posteriores, que tanto efecto tuvieron sobre la salud mental de una parte de la población generando problemas de estrés y ansiedad.