Residentes esperan para someterse a un test en una zona residencial de Shanghái. reuters

El confinamiento se endurece en Shanghái y separa a niños de sus padres

Los menores contagiados de covid van a centrosde aislamiento, lo que provoca protestas en una ciudad obligadaa prolongar el encierro

pablo m. díez

Martes, 5 de abril 2022, 03:36

Crece el malestar en Shanghái por su confinamiento por coronavirus, que empezó la semana pasada y, en teoría, debería terminar durante la madrugada de hoy. Pero el cierre de esta megalópolis continuará porque los contagios siguen subiendo y las autoridades van a hacer pruebas PCR ... a sus 25 millones de habitantes durante los próximos tres días. Mientras el mundo 'gripaliza' la pandemia, China sigue atrapada por su política de 'Covid 0', amenazada por la supercontagiosa variante Ómicron.

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Por segundo día, el país notificó el domingo más de 13.000 casos de coronavirus, la cifra más alta desde febrero de 2020, cuando la enfermedad asolaba la ciudad de Wuhan. De ellos, unos 9.000 casos fueron en Shanghái. Aunque, según las autoridades, no ha habido ninguna muerte nueva y la inmensa mayoría de los infectados en todo el país son asintomáticos (11.711), la estrategia de 'Covid 0' ordenada por el presidente Xi Jinping les obliga a erradicar tanto el brote de Shanghái como el de la provincia nororiental de Jilin.

Para cortar la cadena de transmisión, no solo confinan a la población, sino que también aíslan a los positivos y sus contactos, lo que está provocando numerosas protestas en Shanghái, la ciudad más desarrollada y abierta de China. Los internautas califican en las redes sociales chinas de «totalmente inhumanas» medidas drásticas como la separación de sus padres de niños pequeños contagiados por el coronavirus.

A pesar de su corta edad, los menores son trasladados a centros de aislamiento, sin su familia si los padres no están infectados. Por las redes sociales circulan vídeos de bebés y niños pequeños en salas de hospitales y atendidos solo por unas pocas enfermeras con trajes especiales de protección, lo que ha desatado la indignación ciudadana. «¿Los padres tienen que cumplir las condiciones para acompañar a sus hijos? ¡Es absurdo! Debería ser su derecho más básico», se queja un internauta en Weibo.

El Gobierno local defiende dichas separaciones para cortar los contagios. «Si el niño tiene menos de siete años, recibirá tratamiento en un centro público de salud. A los niños mayores o adolescentes, los estamos aislando en centros centralizados de cuarentena», señaló la Comisión Municipal de Salud de Shanghái, según informa la agencia AFP. Si los padres también están contagiados pueden vivir con los menores en el mismo lugar, pero hay bastantes familias separadas.

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Los vecinos no puedenni sacar a sus perros y se agrupan para encargar compras debido al desabastecimiento

Urgencias cerradas

A dichas quejas se suma el malestar por el largo confinamiento que empieza a provocar el desabastecimiento de ciertos productos, sobre todo alimentos frescos. Como se han reducido los transportes de mercancías, muchos confinados las pasan canutas para hacer sus compras diarias. Además de tener que levantarse temprano para hacer sus pedidos antes de las seis de la mañana, los vecinos de las urbanizaciones están formando grupos por WeChat, similar al censurado WhatsApp, para encargar compras en grandes cantidades.

Para paliar estas carencias, el Gobierno está enviando cajas con verduras y huevos a los confinados, que reparten los voluntarios de los comités vecinales controlados por el Partido Comunista. Pero muchos se quejan de su calidad y echan en falta la alimentación a la que están acostumbrados. Mientras ven cómo el resto del mundo pasa página a la pandemia, su frustración se hace mayor cada día. Antes podían bajar a los jardines de sus urbanizaciones para pasear sin salir a la calle, pero ahora ya no pueden ni sacar a sus perros para que hagan sus necesidades.

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Hay tanto malestar que el secretario general del Gobierno municipal de Shanghái, Ma Chunlei, se ha visto obligado a pedir disculpas públicamente por «las inadecuadas garantías para la vida de la gente en las zonas cerradas». Muchos enfermos crónicos no pueden recibir sus medicinas o acudir a los hospitales, cuyas urgencias han sido cerradas para centrarse en el coronavirus o por desinfecciones. La muerte de dos pacientes de asma por no poder ser atendidos, entre ellos una enfermera, ha suscitado tantas críticas que las autoridades se han visto obligadas a ordenar la reapertura de los servicios de emergencia.

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