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Después de dos extensiones, las vacaciones por el Año Nuevo Lunar concluyeron ayer en China para gran parte de la población. No obstante, muchas empresas siguieron las recomendaciones de las autoridades y pidieron a los empleados que pudieran trabajar desde sus casas que no acudiesen ... a su puesto hasta mediados de mes. El Gobierno quiere propiciar así un regreso escalonado de los 400 millones de migrantes rurales que engrasan la fábrica del mundo y que podrían propagar todavía más el coronavirus 2019-nCoV en su reincorporación al trabajo.
El miedo continúa haciendo mella y ayer la mayoría de las grandes ciudades de la segunda potencia mundial amanecieron con muy poca actividad. Aunque el tráfico rodado y el número de pasajeros de metro fueron sensiblemente mayores que en días anteriores, ambos registros quedaron muy lejos de los que se suelen alcanzar en una jornada normal, un hecho que hace temer por la economía del gigante asiático. Además, los centros educativos continuarán cerrados hasta próximo aviso, y la mayoría de ferias y de eventos deportivos y de ocio han sido cancelados hasta abril.
Pero Pekín no quiere correr riesgos. Aunque el incremento de nuevos contagios se mantiene estable, la lista de fallecidos aumenta a mayor ritmo: en los dos últimos días el coronavirus ha matado a 201 personas, con lo que China ha amanecido sabiendo que ha sobrepasado ya la barrera de las mil víctimas mortales por la epidemia, en concreto 1.016. Y 6.484 personas se encuentran en estado crítico. Afortunadamente, el grupo de quienes han superado la infección crece a más velocidad y se situó ayer en 3.996 personas.
Pero no hay muchas razones para el optimismo. Por si fuese poco, el especialista Zhong Nanshan, que dirige las operaciones para combatir la epidemia, admitió que el periodo de incubación del 2019-nCoV podría ser más largo de lo esperado: 24 días en vez de dos semanas. Sin embargo, China no ha anunciado ningún cambio en las órdenes de cuarentena, que continúan siendo de 14 días.
La consigna del Gobierno chino es mantener la calma. Y para dar la sensación de que ha tomado las riendas de la guerra contra el coronavirus, ayer reapareció el presidente, Xi Jinping, que llevaba fuera del foco informativo un par de semanas, y visitó un barrio de la capital, Pekín. Protegido con una mascarilla que, supuestamente, no sirve para evitar el contagio, Xi se tomó la temperatura como un ciudadano más y saludó a los vecinos en un breve vídeo propagandístico emitido por la cadena nacional CCTV.
El Reino Unido cuenta ya, por su parte, con ocho casos positivos en su territorio y ayer emitió un comunicado en el que considera al coronavirus una amenaza «seria e inminente» para la salud pública.
Regreso escalonado
En España, mientras tanto, un niño de 7 años se encuentra en observación en el Hospital Universitario de Son Espases, en Mallorca, ante la posibilidad de que pueda haberse contagiado del coronavirus. Se trataría del tercer caso después del paciente ingresado en La Gomera y del ciudadano británico aislado en este mismo centro sanitario de la capital balear. Tal y como informó ayer la Dirección de Salud Pública del Govern, el menor mantuvo una relación estrecha con el hombre que dio positivo el domingo. Su mujer e hija pequeña, en cambio, no presentan síntomas. La hija mayor, que tiene una gripe confirmada, evoluciona de manera favorable, con menos fiebre.
910 personas han fallecido por el coronavirus, 908 de ellas en China.
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