El cerebro es más potente de lo que la ciencia imaginaba. Tradicionalmente, la medicina ha venido dando por bueno que el envejecimiento cerebral comenzaba a partir de los 25 años, pero no es así, al menos en parte. El agotamiento del órgano que rige el ... sistema nervioso central comienza cinco años más tarde de lo que se suponía y en algunas personas no llega a desencadenarse hasta llegados los 40.
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Lo ha revelado una investigación del Centro Médico Universitario de Utrecht (Países Bajos) en colaboración con la Clínica Mayo (EEUU) que publica la revista 'Nature Neuroscience' y que, siendo como lo cuentan, supone una auténtica revolución para las neurociencias. El trabajo conocido es el resultado de veinte años de estudio con el objetivo de mapear las conexiones cerebrales con el mayor detalle posible.
«Sin duda se trata de un trabajo interesante, pero tiene sus matices», valora el vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Jesús Porta. «El cerebro humano no es solo la velocidad de transmisión de la información, sino una de las estructuras más complejas del Universo conocido», relativiza el experto, jefe de Neurología del hospital San Carlos, en Madrid.
Originalmente, los investigadores holandeses buscaban determinar la velocidad a la que procesa 'la máquina' y la manera en que va cambiando a medida que nos hacemos mayores. El grupo, dirigido por el neurólogo Frans Leijten y el tecnólogo Dorien van Blooijs, descubrió que las conexiones cerebrales son cada vez más rápidas. Circulan a dos metros por segundo en los niños y al doble en los adultos.
Esa velocidad no se ralentiza hasta los 30 ó 40 años. «Nuestro cerebro continúa desarrollándose mucho más rápido de lo que imaginábamos», destaca Van Blooijs. La investigación comenzó realizándose con pacientes con epilepsia, a quienes se les colocó bajo el cráneo una rejilla de electrodos para medir la actividad cerebral. Curiosamente esta intervención, que se realiza para preparar a los pacientes para la cirugía de la epilepsia, permitió a los investigadores conocer más sobre las condiciones de un órgano libre de patología. «No fue hasta hace unos años que nos dimos cuenta de que podíamos usar las áreas no afectadas como modelo para el cerebro sano».
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La investigación abre nuevas perspectivas sobre las capacidades cerebrales, aunque deja incógnitas sin resolver. Por ejemplo, la ciencia aceptaba hasta ahora que hasta esa fecha, los 25 años, el cerebro humano se encontraba inmerso en un proceso de evolución constante. Cualquier agresión sufrida durante ese tiempo de cambio continuo, como un golpe o el consumo de sustancias tóxicas, puede resultar crítica, especialmente hasta los 18. Ala edad de la mayoría legal se considera que culmina la fase más delicada. Pero, ¿qué pasa entonces entre los 25 y los 40 años?
«Niños y jóvenes pueden tener mayor plasticidad neuronal y eso les permite aprender más», razona Porta. «Pero sólo la edad te da capacidad de reflexión. Apartir de los 40 utilizamos más otros potenciales que revelan que la velocidad no lo es todo», insiste
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Realice actividades que estimulen la actividad cerebral. Que le mantengan activo, como leer, escribir, memorizar números de teléfono, participar en juegos de mesa, realizar actividades manuales, completar crucigramas, aprender y practicar un nuevo idioma...
Haga ejercicio físico de forma regular. Bien sea mediante la práctica de un deporte o realizando uno o dos paseos diarios de al menos treinta minutos.
Potencie sus relaciones sociales y afectivas. Evite la incomunicación, el aislamiento social y el estrés.
Mantenga una dieta equilibrada. Evite el exceso de grasas animales y sal y potencie el consumo de frutas, verduras, legumbres y pescado, preferiblemente azul. Bonito, atún, anchoas, boquerones, sardina, pez espada, chicharro, salmón, salmonete, verdel, anguila...
Lleve hábitos de vida saludables. Sin consumo de alcohol, tabaco y otras drogas. Duerma ocho horas diarias.
Controle la hipertensión. La tensión arterial elevada es el principal factor de riesgo para las enfermedades vasculares, como el ictus (derrame e infarto cerebral).
Proteja el cerebro de agresiones físicas, mediante la utilización sistemática del cinturón de seguridad en los vehículos y el casco cuando se viaja en moto.
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