Los celadores del hospital de Cruces han interpuesto finalmente una denuncia ante la Inspección de Trabajo para alertar del «riesgo» que supone para este colectivo el retén o cuarto base en el que desarrollan su labor en el centro sanitario baracaldés. Los profesionales advierten de ... que una parte de su jornada laboral la pasan en un espacio reducido, de sólo 35 metros cuadrados, y «sin ventilación ni ventanas», lo que les deja «desprotegidos» frente al coronavirus.
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La plantilla, que se acerca a los 200 miembros, asegura que ha sufrido durante la pandemia un índice de contagio bastante más elevado que el de otros centros sanitarios del territorio. En abril realizaron un cálculo y llegaron a la conclusión de que el 11% de su personal había caído enfermo, el doble que los celadores de otros grandes hospitales como Galdakao (5,2%) o Basurto (5,7%). La media en Osakidetza (a fecha 8 de abril de 2020) estaba en 4,1%. «No hemos vuelto a echar cuentas, pero los casos se han seguido dando».
Los profesionales no dudaron en atribuir esta situación al cuarto donde organizan su trabajo y esperan a ser movilizados. «Apenas queda sitio. Estamos hacinados. A primera hora de la mañana no es extraño que coincidamos aquí 35 personas, con el cambio de turno», explicaron entonces. «Seguimos igual», apostillan fuentes del sindicato ESK, la central que ha presentado la denuncia ante las autoridades laborales. «La única diferencia es que ahora llevamos mascarilla y entonces estaba mal visto que nos la pusiéramos, entre otras cosas, porque había una gran escasez de protecciones».
En abril, la dirección y los celadores mantuvieron varios contactos. Según aseguró ayer un portavoz del hospital, el centro habilitó dos salas alternativas «en el área de Hospitalización y también se adecuó un nuevo espacio en el área de Urgencias». La misma fuente, que ha pedido diálogo a los trabajadores, apuntó que «se realizaron cambios estructurales y organizativos para que los celadores no tengan que estar en las salas y se incoporen a los servicios donde vayan a realizar su actividad, evitando el acúmulo de personas».
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Los profesionales replican que sólo se habilitó «un cuarto» y que «apenas se usa porque queda a criterio de los encargados». A su juicio, el problema perdura. «Por eso hemos ido a Inspección de Trabajo». Los empleados también han denunciado la presencia de material en los pasillos, como bombonas de óxigeno.
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