
Carta a los no vacunados
EL PISCOLABIS ·
Están entre nosotros y les importamos un bledo. Son los no vacunadosjon uriarte
Sábado, 20 de noviembre 2021, 00:30
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EL PISCOLABIS ·
Están entre nosotros y les importamos un bledo. Son los no vacunadosjon uriarte
Sábado, 20 de noviembre 2021, 00:30
A veces levanto la vista y creo vivir una pesadilla. Gente con mascarilla caminando por la calle o esperando en la cola de la panadería. ... Me encantan la ciencia ficción y las películas distópicas pero no es lo mismo ser espectador que parte del elenco. Por eso cada victoria frente al virus resulta digno de aplauso. Lo que incluye estar a la cabeza de número de vacunas completas. O que las personas que recibieron una sola dosis, de manera cabal y responsable, ahora vuelvan a extender su brazo. Por eso me repatea en el trigémino que haya otras que no se ponen la vacuna. He sido siempre muy claro al respecto. Si lo hacen voluntariamente, por mí, como si se mueren. Si no les importa la vida de los demás por qué va a importarme a mí la suya. Esto no es una elección que solo afecte a quien no la toma. En esta partida jugamos todos. Por eso no entiendo que la cifra a nivel estatal, de una población española de cerca de 48 millones, llegue a los 4 millones de no vacunados. O, por aportar un dato, que el 20 % de los vascos de entre 20 y 40 años no haya pasado por la aguja. ¿Qué piensa esa gente? Va siendo hora de decirles algo.
No pongo «Estimados» en esta carta abierta porque ni les estimo ni me estiman. Pero esta carta va para ustedes. Como sabrán, también son datos, más del 60% de los ingresados en UCI por Covid 19 no están vacunados.-¿Y el treintaitantos restante?-preguntará airado el no vacunado. Nunca fui bueno en matemáticas así que recurro a quienes saben. Hagan lo mismo. Y les dirán que ese 60% de 4 millones es una barbaridad. Una cifra de contagio y enfermedad muy por encima de los no vacunados. O traducido a los que no sabemos de números, vacunarte no te da inmunidad total, pero no estarlo es jugar al bingo solo. Te ha tocado o te tocará. Por eso me sigo preguntando qué tipo de persona insiste en no remangarse el brazo. Ojo con el perfil que es muy variado. Y por lo general se pasa de puntillas por este detalle para no ofender a nadie. Hasta en ésto somos políticamente correctos y, por lo tanto, imbéciles. Lo van a entender enseguida. Empezando por «el tema cultural».
No vacunados por cultura o país de origen: «Es gente que no se vacuna porque en su país no lo hacen». Eso dicen en rueda de prensa los responsables del control y en privado los sanitarios. Puede ser por religión, porque nadie lo hace en su tierra natal o porque la madre Gran Bretaña dice que el virus es cosa del continente. Pero luego les tenemos que atender y llenan nuestras UCI y hospitales. Está más claro que el caldo para un enfermo. Si quieren vivir aquí tendrán, al menos, que cumplir con las normas sanitarias.
No vacunados por miedo: ¿Miedo a qué? ¿A la jeringuilla? ¿A morir por la reacción? ¿A que te salgan pelos en los ojos? El número de reacciones graves y letales a la vacuna quedó en titular llamativo en los primeros meses. Hay más gente que sufre reacciones a medicamentos comunes que a la vacuna. Y lo de que lo pasas mal con alguna de las dosis, sobre todo en la segunda, doy fe de que es así. Pero también me dieron reacción las que me inyectaron para ir a África. Y que levante el dedo quien se ha ido de viaje de novios o de vacaciones a un país que lo exigía y no le ha pasado lo mismo.
No vacunados por ignorancia: Personas que ni saben lo que hay que hacer. Colectivos de la llamada España profunda. Ojo pueden estar en su ciudad, no piensen solo en los pueblos. Siendo, no son muchos. De hecho, su ámbito social es limitado y la posibilidad de contagio también.
No vacunados por negacionistas: Si usted pertenece a este grupo no tengo nada que decirle. Dará igual. En el Titanic sería de los que seguirían diciendo que aquello flotaba y que el naufragio era un invento de los poderes, divulgado por la pérfida prensa.
No vacunados por desidia: Estos son los que más me indignan. Porque no hay decisión, sino todo lo contrario. Que se vacune el resto que yo paso. Ojo a la reflexión: si todos se vacunan se acaba el problema porque nadie puede contagiarme ni yo puedo contagiar. Error. Y luego a llorar con el respirador en la tráquea.
Grosso modo estos son los perfiles de quienes no se han vacunado. Por eso, insisto, salvo el ignorante, el resto no me da ninguna pena. Porque su actitud ayuda al virus, su propagación y a que surjan nuevas cepas. Nos afecta a la salud y a la economía. Ya está en peligro la que iba a ser una navidad normal y no creo que nadie desee más parones en la industria y el comercio. O algo tan simple y hermoso como abrazar a familiares y amigos. Estamos tocando con los dedos esa normalidad y ustedes se empeñan en ponerse en la salida de emergencia para hacer tapón, insistiendo en que el resto somos imbéciles. Si tan claro lo tienen júntense y váyanse a una isla. De esa forma se librarán de miedos, microchips, normas sanitarias y de nosotros. Lo bien que lo iban a pasar. Y también el resto. Porque veríamos más cerca la bendita normalidad. Bastante duro es tirar del carro y dejar atrás este virus para que haya gente poniendo palos en las ruedas.
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