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La rápida propagación del coronavirus por las Merindades ha llevado a la consejería de Sanidad del Gobierno de Castilla y León a colocar a buena parte de sus municipios en el nivel naranja de incidencia epidemiológica en la comunidad. O lo que es lo mismo, ... en el grado previo al rojo, que es sinónimo del confinamiento en el que ya se encuentran sumidas localidades como Aranda de Duero o Iscar. La evolución de la pandemia en esta comarca burgalesa preocupa especialmente en Villarcayo, Medina de Pomar, Valle de Mena o Espinosa de los Monteros, donde estos días miles de vizcaínos disfrutan de sus vacaciones de verano.
El runrún sobre la proliferación de casos es muy llamativo en Villarcayo, donde todavía hay 39 personas enfermas, según los datos regionales de Sanidad (suman 114 desde marzo). Lleva buena parte de julio siendo el centro de todos los comentarios y, según reconoce la propietaria del Mesón Don Nuño, «se llegó a comentar hasta que nos iban a confinar esta semana». La alarma desatada llegó hasta tal punto que hace cuatro días el Ayuntamiento se vio obligado a emitir un comunicado para desmentir el «bulo que está corriendo». «Incluso nos pidieron ponerlo en todos los negocios para tranquilizar a la población», añade la gerente de la tienda La Lula.
Los responsables del café bar Los Hermanos confirman la preocupación, aunque matizan que la opinión generalizada es que el problema no se circunscribe al casco urbano de Villarcayo. «Se comenta que el coronavirus está afectando mucho a Valdivieso, cuyos habitantes (386), vienen aquí para casi todo; y como esta localidad está dentro de nuestra zona básica de salud, pues infla las cifras», aseguran. Lo cierto es que la web de Sanidad de Castilla y León refleja que en la comarca se registran 57,37 PCR positivos por cada 10.000 habitantes. En Aranda de Duero ayer se llegó a los 143, pero ya el pasado viernes, tras superarse los 90, el Gobierno regional decretó su vuelta al confinamiento.
El panorama pinta mejor en Medina de Pomar (36 casos activos y 22 contagios por cada 10.000 habitantes), pero la población empieza a mostrarse preocupada. Así lo refleja en las redes sociales, donde incide en el exceso de ocio nocturno. «Bastante circo tenemos montado hasta las tantas de la mañana todos los días», se queja una vecina.
El propio Ayuntamiento ha mostrado su malestar y pedido responsabilidad a la juventud, sobre todo para que deje de hacer un «botellón» que pone en riesgo su salud y la de sus familias. Por no mencionar el montón de residuos que deja en la vía pública.
En el café bar La Gramola creen, sin embargo, que la situación no está descontrolada. «Mucho más grave tendrá que ser la cosa para que nos confinen, yo veo a la gente con mascarilla, que usa el gel antes de entrar a los locales, que mantiene la distancia social...», asegura su responsable.
114 contagios ha habido en la localidad y 39 personas siguen enfermas. Se han hecho 117 PCR y 28 han dado positivo.
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