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Cisnes en Venecia. A. T.
Los animales salvajes salen de las sombras animados por la ausencia de humanos en las ciudades

Los animales salvajes salen de las sombras animados por la ausencia de humanos en las ciudades

Osos pardos que pasean por las calles de un pueblo de Asturias, jabalíes en pleno centro de Barcelona o cabras en un parque de Albacete son algunas de las imágenes curiosas que se ven en las urbes vacías de tráficos y personas

helena rodríguez

Viernes, 27 de marzo 2020, 02:31

El nuevo paisaje urbano se ha vaciado de personas. Con ellas se han llevado también sus ruidosos y contaminantes vehículos. Lugares otrora llenos de ruidos son ahora espacios de silencio casi absoluto. Es como si alguien hubiese bajado el volumen del estruendo con el que los humanos se han acostumbrado a vivir. Para la civilización es una imagen desoladora que deja al descubierto sus incontables debilidades, pero para la fauna salvaje es una oportunidad de reconquistar espacios perdidos. Zonas que habitualmente miran desde la lejanía están ahora a su alcance y no están perdiendo la oportunidad de inspeccionarlas. En algunos casos ellos están ahí de manera habitual pero ahora han salido de las sombras.

Las redes sociales se inundan estos día de imágenes de lo más inauditas. Así, aunque en la localidad asturiana de Cangas del Narcea la presencia de osos pardos no es desconocida por la cercanía de la reserva natural de Muniellos, no es normal que un ejemplar de uno de estos especímenes se pasee por las calles. Es algo que ha pasado en Ventanueva y que ha dejado atónitos a los vecinos.

Es cierto que en los últimos tiempos la superpoblación de jabalíes ha acercado a esta especie a las urbes, pero sorprende que uno trote por el centro de Barcelona como si aquello fuese su cochiquera particular. Los jardines y parques son estos días espacios en los que hozar tranquilos.

Las cabras salvajes no acostumbran a ser bichos fáciles de ver en estado salvaje. Mimetizadas con el paisaje suelen escapar al ojo humano y prefieren mantenerse a cierta distancia de las personas. El confinamiento parece haberlas animado a explorar las calles de la localidad albaceteña de Chinchilla, por donde saltan contentas.

Luego están los que en medio del despiste generalizado aprovechan para 'huir' de sus zonas habituales. Es lo que han hecho los pavos reales que normalmente campean por el madrileño parque de El Retiro. Podría ser que aburridos y sin gente a la que observar, hayan decidido saltar las vallas del recinto y darse una vuelta por las desiertas calles de la capital.

 Los expertos reconocen que este fenómeno es algo puntual, y que cuando los humanos regresen a su ajetreo, los animales volverán a sus hábitats. En todo caso, se trata de un fenómeno a nivel global: un cisne que disfruta de las aguas ahora más limpias y sin las 'molestas' góndolas que navegan por los canales de Venecia; delfines que se acercan al mismo puerto de Cagliari, en Cerdeña, ahora libre del movimiento de embarcaciones de todo tipo; o decenas de ciervos que pasean entre semáforos y rascacielos, en la ciudad japonesa de Nara. En este último caso, son residentes habituales y están acostumbrados a que vecinos y turistas les den de comer por lo que ahora andan un poco desorientados y en busca de sustento. Lo mismo pasa con las palomas que se han quedado sin los restos de bocatas en los parques... y es que a lo mejor no para todos es bueno que los humanos se hayan recluido.

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