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Las alarmas se han encendido en los centros de reproducción asistida españoles. Según denuncian, cada vez más hombres, sobre todo jóvenes, venden su semen a ... través de internet para mujeres que realizan en casa sus propios planes de fertilización. La falta tanto de control médico como de seguridad sobre el material genético adquirido en la red expone la salud de las chicas que buscan ser madres a dos importantes riesgos. A la alta posibilidad de contraer todo tipo de infecciones de transmisión sexual se suma la de gestar bebés con enfermedades genéticas o hereditarias que, con la debida vigilancia médica, podían haberse evitado.
La red ofrece dos formas de adquirir esperma para una inseminación casera, según ha denunciado ayer el ginecólogo Vicente Badajoz, miembro de las sociedades Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) y de la Española de Fertilidad (SEF). Una de ellas, «aunque tiene sus claroscuros», es completamente legal y consiste en recurrir a un banco internacional de semen. La que de verdad preocupa al sector es, sin embargo, la otra, la que se practica entre particular y particular y carece de todo tipo de control sanitario y jurídico. El problema es que no sólo la oferta sino también la demanda resulta cada vez mayor.
Internet contiene cada vez más anuncios y páginas web de varones que ofrecen su esperma a cambio de dinero. Los reclamos, según detalló Vicente Badajoz, director del laboratorio de fecundación in vitro de la red de clínicas Ginefiv, suelen ir dirigidos a mujeres sin pareja o lesbianas, que se han convertido en sus principales dianas comerciales.
A los riesgos para la salud tanto de la madre como del bebé que entraña inseminarse con un material genético carente de todo control se suma, además, la alta sensibilidad de un material biológico como el líquido seminal. Si no se envía en unas condiciones de transporte y frío determinadas, en muy poco tiempo el esperma se diluye y se pierde. «Dudo de que algo que se oferta al margen de toda regulación pueda llegar al cliente de modo que conserve todas sus propiedades», valoró el especialista. «Habría que enviarlo, en todo caso, con unas garantías mínimas de conservación», destacó el experto.
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Lograr un embarazo no es, además, algo tan sencillo como «soltar un inyección» de material genético y esperar a ver qué pasa. Requiere, entre otras tareas, atención y medios especializados para la selección del donante, el control de la ovulación y la vigilancia del embarazo.
La guinda al creciente fenómeno de la venta irregular de semen por internet, la pone Amazon, una plataforma donde por 58,07 euros (precio de hoy miércoles) puede adquirirse lo que llaman 'Kit de inseminación en el hogar para mujeres'. La oferta está dirigida, según se anuncia, a «la comunidad LGTBQ+, mujeres solteras, parejas del mismo género y parejas hetero que tratan de concebir». Es un «kit completo» que incluye «todo lo necesario para completar dos inseminaciones en casa». Entre otros materiales, contiene «tiras de prueba de ovulación, prueba de embarazo, jeringa de inseminación en casa de cabeza redonda, tazas de orina, tarros de muestras, taza de concepción e instrucciones fáciles de seguir». «Es un despropósito», valoró Badajoz.
Las clínicas también consideran necesario que se regule la venta de material genético a particulares través de los grandes bancos biológicos internacionales, que también ofrecen la posibilidad de compra a particulares. «Esa opción debería reservarse únicamente a los laboratorios. En este caso, una sí se asegura que las condiciones en que llega el material son las óptimas; pero el proceso de fertilización no puede hacérselo sola en su casa, tiene que estar asistida por un equipo profesional».
Los centros de reproducción asistida cuidan, según ha recordado, aspectos como la búsqueda de un perfil de donante con rasgos físicos parecidos a los de los padres y madres que solicitan ayuda para lograr un embarazo. «No se trata sólo conseguir una gestación o procurar que nazca un niño libre de fibrosis quística o del síndrome de Down. El cuidado de las clínicas va mucho más allá».
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