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Un avión de la compañía Swift Air aterrizó ayer a las 5.40 horas en el aeropuerto de Foronda. A bordo transportaba parte de la remesa de 369.525 dosis de la vacuna desarrolada por Pfizer y BioNTech. Tomó tierra en Vitoria y su carga - ... que se completó con más vuelos a Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia- ya se ha empezado a repartir por la zona norte del país con el objetivo de retomar inmediatamente la ilusionante campaña de inmunización que arrancó el domingo y que quedó abortada por los problemas de suministro por parte de la multinacional farmacéutica. En el caso de Álava, el objetivo sigue siendo inocular el antídoto frente al Covid-19 a los usuarios de las residencias de mayores lo antes posible para evitar que se repita la pesadilla que se vivió hace diez meses.
La previsión de Osakidetza es vacunar hoy mismo a los internos del centro foral de Zadorra -con cien plazas- y a continuación, según ha podido saber EL CORREO, continuar por los geriátricos de Lakua, Txagorritxu y Ariznabarra, este último de gestión público-privada. De esta manera, se espera que por cuerpos de más de la mitad de los usuarios de la red que gestiona el Instituto de Bienestar Social de la Diputación de Álava (IFBS) circule el remedio frente al SARS-CoV-2. Estas cuatro residencias más Zadorra -que el domingo recibió el primer cargamento- suman 440 de las 779 plazas gestionadas por la Administración foral, la mayoría con altos grados de dependencia (2 y 3) y una media de edad que ronda los 87 años, lo que les deja con una menor capacidad de recuperación y, por lo tanto, son las víctimas propicias del patógeno que desde marzo ha revolucionado el mundo.
173 muertos en diez meses
En el caso concreto de Zadorra también se ha tenido en cuenta que, además de velar por la salud de sus propios internos, en marzo se convirtió en el centro referencia en la lucha contra esta enfermedad. De hecho, el pasado fin de semana aún contaba con gente ingresada en la planta reservada para usuarios de otros centros que no cuentan con la capacidad suficiente para poder garantizar su correcto aislamiento y tratamiento.
Los responsables de cada centro han tenido que presentar al Servicio Vasco de Salud un listado con los usuarios y trabajadores que van a recibir esta dosis inicial. De momento, según los datos aportados por la Diputación alavesa, ninguna de estas personas se ha negado a vacunarse, tal vez por haber sido testigos de primera fila de los efectos del coronavirus, que ha segado la vida de 173 residentes y 669 han superado sus efectos. Los únicos que han tenido que retrasar ese primer pinchazo en su brazo son quienes han sufrido los efectos del patógeno en fechas recientes.
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Aunque se ha observado una menor presión del Covid-19 en los equipamientos para personas mayores del territorio histórico, en consonancia con lo que está sucediendo en la calle y en otros segmentos de población, en estos momentos hay 17 casos activos. Once son en el centro situado en el concejo vitoriano de Ascarza, con capacidad para 32 personas; dos en Alto del Prado-Cáser, que poco a poco recupera la tranquilidad tras semanas de duro trabajo; uno en IMQ-Igurco y otro más en Albertia Campus. Se da la circunstancia de que todas ellas son de gestión privada, mientras que las públicas llevan semanas sin recibir la ingrata visita del virus, algo que los responsables del IFBS relacionan directamente con los estrictos protocolos de seguridad que se instauraron después del confinamiento para evitar que se repitiese el descontrol.
Si bien trasciende que Ajuria, Zadorra, Lakua, Txagorritxu y Ariznabarra contarán con sus usuarios y trabajadores inmunizados en los próximos días, se desconoce qué criterios se seguirán en la red privada. La dirección de algunos de los centros más grandes instalados en el territorio histórico, que «por la misma lógica» serían los próximos en vacunarse, aseguran a este diario que Osakidetza no les ha comunicado cuándo se les va a suministrar. «Nos han contado que tal vez algunos centros más pequeños puedan recibirlo antes para consumir las dosis restantes que queden de las grandes residencias forales», plantea uno de los gerentes.
Los positivos
Este factor también ha reducido el número de personas que han abandonado los centros para pasar la Navidad junto a sus familiares. En total hubo 17 salidas, una cifra ligeramente inferior a ejercicios anteriores y también lógica por el peligro de contagio que existe cuanto más se amplía el círculo de contactos. «Se nos planteó que si salía y le tocaba vacunarse a su centro, igual ella tenía que esperar hasta completar el periodo de aislamiento. Hemos preferido dejarla en la residencia y aprovechar que pueden ir dos personas a verla en un año que ha sido muy duro», confía una familia.
Una comunidad vecina, La Rioja, hizo ayer una estimación del porcentaje de trabajadores de residencias que se ha negado a ponerse la vacuna. La Consejería de Servicios Sociales lo calculó en un 20%, una cifra que en Euskadi es de momento imposible de precisar. A preguntas de este periódico, ni las autoridades alavesas ni las vizcaínas han detallado el número de profesionales de las residencias que han dicho 'no' a la inmunización. En Bizkaia, uno de los grupos privados que opera en el territorio ha enviado una carta a sus trabajadores con dos opciones: una, vacunarse. Otra, negarse. Pero para ello deberá declarar y firmar «ante dos testigos» su renuncia.
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