El intrusismo laboral no es algo nuevo ni en el ámbito sanitario, en general, ni en el de la medicina estética en particular. Pero en los últimos años ha experimentado un crecimiento exponencial. De la misma forma que cada vez son más las personas que ... se someten a un tratamiento estético, también lo son aquellas que se hacen pasar por profesionales del sector sin tener la acreditación médica necesaria. Sin ir más lejos, el pasado año la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) recibió más de 300 denuncias por intrusismo. Hace una década este tipo de episodios eran algo puramente anecdótico.
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«Tenemos una avalancha de personas, muchas de ellas llegadas de otros países, que vienen a ofrecer estos tratamientos y ni son médicos, ni utilizan productos de calidad y autorizados. Algunas están causando secuelas importantes a las pacientes que se ponen en sus manos. Es un problema de salud pública», advierte Eduardo de Frutos, secretario de la SEME. El facultativo indica que «cada vez vienen a las clínicas estéticas oficiales más chicas con daños en el rostro causados por estos intrusos para ver qué podemos hacer los médicos para intentar repararles lo que les han hecho». Incluso han llegado a tratar a mujeres a las que les habían inyectado «polímero» líquido, un tipo de resina, «en vez de ácido hialurónico».
Eduardo de Frutos
Seme
De Frutos indica que el de la medicina estética es un sector en auge. «Disponemos de más tratamientos, con mejores productos y técnicas, como es el caso del láser», detalla. También existe una mayor demanda. Para darle respuesta en la última década ha habido un incremento tanto de médicos como de clínicas. 4.500 médicos ejercen esta atención en 7.000 centros y clínicas repartidas por todo el país. Y pese a su número creciente, «cada vez los profesionales tenemos más trabajo». Algo que se debe a que este tipo de tratamientos se han popularizado. «Antes existía cierto tabú. La gente que se hacía estos tratamientos no lo contaba. Ahora, en cambio, es todo lo contrario. Hay personas que hasta lo cuelgan en sus redes sociales».
Hay algunos datos que reflejan en cifras este auge de la medicina estética en España. El primero ilustra esta mayor demanda de terapias. «Hay estudios que indican que el 42% de las personas adultas en España han estado al menos en una ocasión en un centro de medicina estética, aunque solo fuese para una depilación láser», cuenta De Frutos. La segunda cifra que ilustra este crecimiento es el 'boom' del bótox y el ácido hialurónico. «Cada año crece un 15% el número de tratamientos faciales inyectables que se realiza en España», cuenta el secretario de la SEME.
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Y de la mano de la popularización de estas mejoras estéticas ha llegado el intrusismo. Los falsos médicos atraen a las clientes con unos precios mucho más económicos que los del mercado y emplean las redes sociales para llegar a su público. «Son gente que viene, está uno o dos días en cada ciudad y se marcha», señala. Una especie de gira. La diferencia es que la mayoría de estas personas ni son médicos ni inyectan productos homologados para uso sanitario. «La gente debe saber que la estética es medicina y debe ser ejercida por un facultativo. Cuando los tratamientos los realiza una persona no acreditada. Puede tener secuelas importantes».
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