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Trece vascos han recibido ayuda para morir desde que, hace casi medio año, entrara en vigor en España la Ley Orgánica 3/2021 de regulación de la eutanasia. Desde junio, el Servicio Vasco de Salud ha recibido 35 solicitudes, de las que solo una fue ... rechazada por no cumplir los requisitos. La nueva normativa llegó tarde, sin embargo, para otros 21 solicitantes, que murieron mientras aguardaban la decisión de Osakidetza.
Los datos fueron dados a conocer ayer en el Parlamento vasco durante una comparecencia de la consejera de Salud, Gotzone Sagardui. De los trece casos en los que se aplicó la ley de eutanasia en el País Vasco, ocho eligieron dar su último suspiro en su domicilio, mientras que cinco acudieron a un hospital. Seis padecían una enfermedad terminal, cáncer la mayoría, y siete de ellos una dolencia crónica invalidante como ELA, esclerosis múltiple o una distrofia muscular.
El perfil de los 34 admitidos es variado, con edades comprendidas entre los 45 y los 89 años. Más hombres que mujeres. En una de las eutanasias llevadas a cabo, el paciente solicitó, de forma consciente y explícita, ser donante de órganos, lo que se llevó a cabo. En palabras del viceconsejero de Salud, José Luis Quintas, la norma se ha aplicado en Euskadi con «rapidez y eficacia».
Los responsables del Departamento explicaron que en este medio año solo han tenido el caso de un médico que se declaró objetor de conciencia. A día de hoy, la cifra de sanitarios que han pedido no practicar la eutanasia por motivos personales alcanza los 188 profesionales, un 1,9% del personal facultativo de Osakidetza.
El paciente que reclame la eutanasia debe formalizar dos peticiones de manera voluntaria y por escrito. Entre la presentación de una y otra demanda deben pasar al menos quince días. Un comité verificará la solicitud y también que sufre una enfermedad incurable o grave. Todo ello deberá estar certificado por el médico responsable del caso. Además, el enfermo deberá estar en pleno uso de sus facultades al redactar el escrito en el que detalla su voluntad de morir. Estos pasos, si todo va bien, suponen un proceso que requiere al menos entre 30 y 40 días. De hecho, para los 13 vascos a los que se les aplicó la eutanasia transcurrieron una media de 41 días.
«Como profesionales de la salud, tenemos la tarea y el deber de cuidar en todas las etapas de la vida -explicó Sagardui-. Nos hemos centrado en garantizar que aquellas personas que necesitaran solicitar la eutanasia lo hicieran acompañadas y siempre sin coartar la libertad». «Es una de las prestaciones que incluye los cuidados paliativos, además del acompañamiento, la atención emocional, espiritual y física y la sedación paliativa», añadió Quintas.
Para el Servicio Vasco de Salud, esta ley ha obtenido una acogida «positiva» mayoritaria por parte de los profesionales del ámbito sanitario. En torno a 5.000 enfermeras, «sobre todo», y médicos ha recibido formación en relación a los procedimientos, los protocolos de actuación y el manual de buenas prácticas en la prestación de ayuda para morir. La inmensa mayoría son profesionales de Osakidetza, aunque también han participado trabajadores del ámbito sociosanitario. Así y todo, José Luis Quintas puntualizó que «no vamos a tener especialistas en eutanasia ni unidades específicas en Osakidetza, pero sí referentes en cuanto apoyo en cada OSI, de manera que si un médico objeta la solicitud no tiene por qué detenerse».
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