«El ruido es como una bomba atómica que se extiende a todos los niveles de salud»

La experta insiste en que «está demostrado que existe una relación causal directa» entre la contaminación acústica y «el deterioro de la salud», con efectos «tanto físicos como psicológicos». En ese sentido, detalla, podemos sentir «fatiga, disminución del humor y bienestar, descenso del rendimiento, situaciones de ansiedad...». Pueden además agravarse a largo plazo por el «efecto acumulativo». «No es lo mismo ruido puntual un día que de forma continua. Estás más irritado y agresivo porque sabes que en los próximos días no vas a dormir», explica.

Cada uno «lo percibe de una manera», y la «gestión del estrés se puede trabajar», pero, indica, «no es fácil». De ahí que, la mayoría de los afectados, se dejen llevar por el enfado. Pero, si bien el aspecto «psicológico» es el que queda más tocado, no es el único. «La falta de sueño afecta a la agudeza visual, la frecuencia respiratoria, la hipertensión, las taquicardias, la movilidad intestinal...», desgrana. Por ello puede «provocar» o empeorar patologías «circulatorias, respiratorias, endocrinas, digestivas, cefaleas...». «No es un problema individual, es un problema social y de salud», subraya.