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Los temidos rodeos de caballos salvajes y toros bravos, parte del folklore del oeste norteamericano y dotado de un halo romántico por series como la ... reciente 'Yellowstone' de Kevin Costner, se cobró una víctima mortal hace unos días, un joven de 24 años, llamado Dylan Grant, que había dedicado su vida a estos polvorientos retos, y que era un profesional del rodeo desde el año pasado.
Con unos precoces comienzos en el ruedo, ya tenía siete años de expèriencia sobre los toros en competiciones para aficionados. Cuando sucedió el trágico accidente, competía en una feria juvenil en Texas, Estados Unidos. El toro que montaba lo derribó en la segunda ronda del Xtreme Bulls del condado de Wharton, frente a unos 2.500 asistentes, que seguían sus movimientos.
Al caer, el furioso animal le pisó el cuello. A pesar del golpe, Grant logró levantarse y correr a las barreras, donde había un equipo de paramédicos, que le atendió, según los medios locales. El fallecimiento del jinete se notificó cuando la Asociación de Vaqueros Profesionales de Rodeo anunció su deceso, al día siguiente. Durante varias horas Grant estuvo entre la vida y la muerte en un hospital de Houston, a donde le llevaron en helicóptero. Al principio se creyó que sobreviviría.
Nacido en Laramie, Wyoming, Grant había ganado unos 15.000 euros en premios, como profesional. La familia de Grant aseguró, en declaraciones a la cadena de noticias estadounidense ABC, que él conocía los peligros a los que le exponía su oficio y siempre se protegía con un casco de hockey y un chaleco antibalas.
El riesgo está documentado y un estudio de la Universidad de Kansas contó 70 pacientes en diez años. «La mitad sufrió lesiones por contacto directo con el ganado del rodeo y 34 por caídas. Las lesiones en la cabeza fueron las más frecuentes, presentándose en 38 (54,3%)», dice la investigación. «Del total, 20 lesiones (28,6%) requirieron cirugía. Sesenta y nueve pacientes (98,6%) fueron dados de alta a sus hogares. Hubo un fallecimiento».
Las lesiones ocurren en otras modalidades de competición, no sólo en la monta de toros, indican los científicos de Kansas. Pasa en la cabalgada a pelo, que caen tres jinetes de cada cien; y en la de caballos salvajes con silla (dos de cada cien). En menor medida también en la lucha con novillos, en el lazo a becerros y hasta en las carreras de barriles femeninas.
La asociación de vaqueros profesionales mantuvo que la muerte de uno de los suyos era algo «extremadamente raro», en una declaración a la cadena Fox, pero no se habla de las secuelas, a veces de incapacidad total, que causan estos eventos. Unos días antes otro jinete de toros, Zachary Naegele, casi moría después de ser corneado en el cuello, en un ruedo de Florida, registraron los medios locales. Sus fotos sangrando en la empalizada recorrieron la red.
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