
El domingo 25 Burgos desvedará la caza menor. Una temporada un poco peor que la de 2019, salvo en aquellos acotados de postín donde cazan ... pocos. Habrá también acotados que sin cifras elevadas es posible que cubran sus exigencias. Para ello nada mejor que no disparar a las perdices fuera de tiro porque muchas quedan pinchadas y mueren sin poder cobrarlas. Muchos enemigos tienen las perdices: rapaces casi todos, y sobre todo jabalíes, especialistas en localizar las puestas y comerse los huevos. Difícilmente donde hay jabalíes sacarán las perdices adelante las puestas. Por no citarles los fitosanitarios tóxicos que acaban con el 60% de las perdices. Así que la reina de la avifauna ibérica deberá desplegar toda su bravura, se enfrentarán los machos cuando están empollando hasta a las mismísimas águilas reales. Brava y lista donde las haya.
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Con la llegada del otoño, los días empiezan a acortarse y se constatan las características de la nueva estación. El fenómeno migratorio se produce con el cambio meteorológico. Sabemos que esta impresionante manifestación biopsíquica se refleja sobre el organismo de numerosas aves provocando un comportamiento condicionado que les lleva a efectuar dos largos y agotadores viajes por año, con un recorrido de muchos centenares de kilómetros. Posiblemente estos impulsos vengan motivados por la necesidad de alimentación y la causa del retorno sea efecto del instinto que lleva al ave a su nido.
El País Vasco hace de puente entre Europa y África, de forma que muchas migradoras se ven obligadas a sobrevolar nuestros montes. Pocas de estas aves tienen interés cinegético para los cazadores. La mayoría, además están protegidas. Habría que referirse a tres especies: becadas, palomas y zorzales. Las tres son motivo preferente de caza en Euskadi. Hay que puntualizar que palomas y zorzales se cazan, en su mayoría, en zonas de paso, detalle que hace más difícil su captura al tener que coincidir factores como la altura, un corto espacio de tiempo y que el paso lo hagan por el área, día y hora elegidos por los cazadores. Ahora bien, son muchos los cazadores vascos que se desplazan a Estonia, Letonia, Finlandia, Rumania... a cazar becadas con el problema que conlleva desplazar a los perros hasta esos lugares. Opiniones al respecto sobre estos desplazamientos hay muchos. A mí en principio no me parece mal que un cazador haga el viaje y se dé la satisfacción de adiestrar a sus perros. Siempre con limitaciones de días y cupos. Como aquí.
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