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Hay veces que las víctimas se asoman al abismo después de atreverse a poner una denuncia por malos tratos contra su pareja. Casi siempre se trata de mujeres «muy vulnerables», con hijos a su cargo y que dependían económicamente del marido. Algunas de ellas ... incluso tienen que salir de sus casa y se quedan en la calle. En este punto del proceso, el papel de las instituciones -y de asociaciones como Clara Campoamor- a la hora de arropar a las víctimas es fundamental. Los ayuntamientos y las diputaciones disponen de diversos recursos para tratar de hacer lo más llevadero posible este cambio radical en las vidas de las víctimas, para lograr que la denuncia sea para conseguir una vida mejor. Se trata de evitar, en definitiva, lo que se denomina como la doble victimización que pueden sufrir las mujeres si no se les arropa debidamente después de denunciar.
Teresa Laespada | Diputada de Igualdad
En este punto, uno de los servicios más valorados son los denominados «refugios» de urgencia que disponen tanto el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Bizkaia. Ambas instituciones trabajan de manera «coordinada» a la hora de atender a estas mujeres que sufren los episodios más graves y tienen que salir de sus casas. Se trata de un recurso disponible las 24 horas del día de los 365 días del año.
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El Ayuntamiento cuenta 9 pisos con 45 plazas para casos de intensidad «media-baja». La Diputación de Bizkaia, por su parte, se encarga de las situaciones más graves y de las intervenciones «más terapéuticas». Durante el confinamiento duplicó su número de plazas hasta llegar a las 40. La diputada de Igualdad, Teresa Laespada, explica que, en contra de lo que muchos pensaban, durante la primera fase del estado de alarma no aumentó la demanda de este recurso.
Pero ahora sí lo está haciendo. Y los casos son cada vez «más complejos», como confirma también la concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao, Nekane Alonso. «No hay un perfil definido» de víctimas, explica Alonso. Lo que sí se está percibiendo es que las que piden ayuda «son cada vez más jóvenes», apunta la concejala, que insiste en la necesidad de que la atención sea lo más «integral» y «personalizada posible».
Nekane Alonso | Concejala de Igualdad
Estos pisos están concebidos para acoger a las denunciantes mientras consiguen un lugar seguro en el que quedarse con sus hijos y puedan hacer una vida normalizada. Los servicios sociales ayudan en este duro tránsito, les proporcionan asistencia psicológica, les ayudan con los trámites a la hora de pedir ayudas e incluso les ayudan a escolarizar a sus hijos en los centros más cercanos a sus refugios. La estancia media suele ser de entre 7 y 8 meses.
La diputada foral de Igualdad, Teresa Laespada, explica que el año se atendieron en los servicios de acogida de urgencia, donde las víctimas suelen permanecer unos 21 días, a 112 mujeres y 85 menores. Desde el 2004 han sido 1.443 mujeres y 1.041 niños. Y las necesidades «siguen aumentando» año tras año. En los pisos de media y larga estancia suelen estar entre 9 y 10 meses hasta que consiguen empezar a valerse por sí mismas
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