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El meteorito cayó en Reliegos, León, pero uno de sus trozos acabó en Hernani, Gipuzkoa. Y no de rebote, precisamente. La Guardia Civil ha entregado este miércoles al director del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) un fragmento del aerolito que impactó la mañana ... del 28 de diciembre de 1947 en Reliegos (Léon), que se encontraba en paradero desconocido y que se ha recuperado ahora en Gipuzkoa, después de que su actual tenedor lo pusiera a la venta en una página web para coleccionistas por 38.000 euros. Esta persona está siendo investigada por haber cometido un «posible delito de apropiación indebida», según detallaron fuentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid.
El de Reliegos es un meteorito conocido por los especialistas. Figura en los registros históricos de impactos de este tipo de cuerpos y ha sido objeto de estudios y exposiciones, pues su fragmento mayor se ha mantenido conservado sin problemas desde que fue recogido.
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«La caída de un meteorito es siempre un acontecimiento sensacional», escribían Joaquín Gómez de Llarena y Celso Rodríguez Arango en el artículo que dedicaron al de Reliegos en el boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, en 1950. Allí daban cuenta del impacto, registrado hacia las 8.30 del domingo 28 de diciembre de 1947, a partir de los testimonios de residentes de este pueblo, situado a unos 25 kilómetros de León capital, y de las localidades vecinas de Santas Martas, Villamarcos y Villomar. Los vecinos hablaban del «ruido de un avión» y «dos golpes mayores o explosiones». El astrolito cayó en el casco urbano, a pocos metros de una casa, y abrió un pequeño cráter de unos 80 centímetros de profundidad. Los más lanzados se atrevieron a tocarlo, a pesar de que algunos temían que pudiera tratarse de una bomba. Uno de ellos, Bonifacio Ferreras, dijo que estaba algo más caliente que sus manos, «que llevaba metidas en los bolsillos».
El «preciado emisario extraterrestre», como escribieron Gómez de Llarena y Rodríguez Arango, fue «mutilado por los vecinos» antes de que los expertos pudieran hacerse cargo de él y, a su vez, lo trocearan también para su estudio. Es uno de estos fragmentos menores el que ha sido recuperado ahora.
En noviembre del año pasado, el diario leonés 'La Nueva Crónica' publicaba que el fragmento, de 580 gramos, se iba a subastar en la página Todocolección como una «exclusiva pieza de museo» por un precio de salida de 38.000 euros. A principios de este mes, el 'Diario de León' se puso en contacto con el vendedor, Juan Carlos Manjarrés. Empleado de una empresa de mudanzas, explicaba que «hace siete años vaciamos un trastero por impago. La mayor parte de los enseres fueron a parar a un vertedero». Salvo una caja de minerales que llamó su atención. En ella estaba el fragmento, entregado en depósito para su estudio al ingeniero Manuel Laborda Werlinden (Tolosa, 1899-San Sebastián, 1993), uno de los fundadores de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
En cualquier caso, la venta llamó la atención del MNCN. Uno de sus responsables alertó al Seprona de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, interponiendo una denuncia. Los agentes iniciaron las labores de investigación y dieron con el autor del anuncio de la venta. Ya en Hernani, comprobaron el fragmento, que ha sido devuelto al Museo, en una de cuyas vitrinas se expone desde hoy mismo junto a otros dos trozos del mismo meteorito.
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