ANTONIO PANIAGUA
Jueves, 23 de septiembre 2021, 00:05
Las cenizas, las escorias y la lava siguen moldeando el terreno de La Palma como si fuera arcilla. Los dos brazos del coloso se movían ayer con lentitud, a cuatro metros por hora, lo que se comprueba con el escaso progreso experimentado desde el martes ... por la noche, cuando el bloque al rojo vivo apenas avanzó quince metros. La desaceleración de la lava, en principio una buena noticia, tiene como contrapartida que al enfriarse y solidificarse hace que el flujo se desvíe de su trayectoria natural y surjan nuevas ramas, ensanchando aún más el frente de la riada incandescente e incrementando su poder devastador.
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Según las imágenes del satélite del programa Copernicus, la superficie ocupada por el material volcánico ha crecido un 50% y se extiende por 154 hectáreas. El muro en brasas va acabando con todo lo que encuentra a su paso. Ya se ha llevado por delante 320 edificaciones, una cifra que pronto puede quedarse corta a la vista de su voracidad. «Ante el avance de la lava, que tiene bastante altura, no se puede hacer nada», sentenció ayer con aire de impotencia el presidente canario, Ángel Víctor Torres. «Ni una barricada, ni una zanja, ni un parapeto paran de ninguna manera su progresión. Ojalá así fuera, pero no lo es, es imposible».
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Aunque titánicos, los esfuerzos de los bomberos por desviar el curso de la colada se revelaron infructuosos. «Por intentarlo que no quede», decía uno de ellos. El método para intentar que la manga vire consiste en abrir zanjas con excavadoras y despejar los obstáculos con la esperanza de que la lava se deposite en barrancos. Pese a que la empresa no ha funcionado, los bomberos no cejan en el empeño.
Pese a que en la madrugada del miércoles el volcán de Cumbre Vieja ganó en capacidad explosiva, por la tarde tendió a estabilizarse levemente. Ayer bramaba con más ruido, lo cual no lo hace más peligroso. Simplemente, las explosiones se hicieron más recurrentes. La red sísmica detectó un significativo aumento del tremor volcánico, lo que habla de una mayor actividad en las bocas activas, que de nueve se redujeron a cuatro.
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J. fernández j. l. a.
Antonio Paniagua
La desembocadura de la lava en la costa se tornaba en las últimas horas una hipótesis llena de incógnitas. Los expertos del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) no están seguros de que finalmente llegue al mar. Los modelos matemáticos con los que se trabaja predicen que la manga de fuego va a seguir conquistando tierras, pero su avance se frena porque la lava pierde fluidez como consecuencia de su enfriamiento. Además, en su camino va rellenando hoyos naturales. Ello no significa que pierda fuerza, porque a medida que una corriente de colada se estanca, la que empuja detrás la sobrepasa, de manera que el bloque gana altura.
A media mañana, el frente de lava superaba en altura los 15 metros, lo que equivale a un edificio de cinco plantas. También está creciendo el abombamiento del suelo, que se acerca a los 30 centímetros, un indicador de que el magma que pugna por subir sigue bullendo. A su vez, las rocas se encontraban a dos kilómetros del mar. «Tenemos que esperar y tener tranquilidad, porque el avance es muy lento. Ahora mismo no hay ninguna seguridad de que el avance vaya a culminar en el mar», apuntó el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende.
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Las rocas abrasadas ya han invadido parte de Todoque, pedanía de 1.300 habitantes perteneciente a Los Llanos de Aridane, aunque algunas casas se mantenían ayer incólumes. Esto permitió que los vecinos pudieran acceder a ellas por poco tiempo y recoger enseres y documentación. El presidente canario aseguró tras la reunión del comité de expertos que no ha habido nuevas evacuaciones en otros municipios. Las autoridades siguen realojando a las personas que han abandonado sus casas (más de 6.000) en instalaciones militares, hoteles, pisos y espacios sociosanitarios, en el caso de los damnificados con discapacidad.
emisiones tóxicas
despliegue
Los gases que emanan de los cráteres, sobre todo anhídrido sulfuroso, sobrevuelan la isla a tres mil metros de altitud. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) maneja la hipótesis de que comience a caer en breve lluvia ácida sobre algunos parajes aislados del archipiélago. En cualquier caso, esas precipitaciones serían débiles y dispersas. Este organismo ha constatado en el centro de investigación atmosférica de Izaña, en Tenerife, la presencia de dióxido de azufre con picos de 20 partes por billón, hasta 400 veces por encima de lo normal. Si se atiende a los antecedentes, las emisiones pueden durar entre 24 y 84 días, tiempo durante el que permanecieron activas las ocho erupciones habidas en la historia de La Palma.
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La Policía y la Guardia Civil han enviado más agentes a la isla para reforzar el dispositivo de emergencias, decisión en la que también ha influido la visita que harán hoy los Reyes Felipe y Letizia, mientras que el Gobierno central ha empezado ya a revisar los protocolos de actuación ante catástrofes naturales. El Ejecutivo prepara un plan específico para agilizar la concesión de ayudas y adaptar las actuaciones a los tiempos.
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