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Hola Maia, soy tu aitite José Luis. Espero que algún día puedas leer estas líneas y que te puedan servir para algo. Eres vasca y ... ucraniana al 50% y tu familia está hoy tanto en Ucrania como en el País Vasco. Todavía no has cumplido cuatro meses, pero ya formas parte de nuestras ilusiones, preocupaciones, urgencias, alegrías; de nuestras vidas.
Te escribo esta carta porque unos asesinos han invadido a sangre y fuego el país de la mitad de tu familia. Por casualidad tu amama Raisa está aquí contigo, pero tu otro aitite, Sasa, está en Uman oyendo las sirenas y sufriendo bombardeos. Raisa está encantada de estar contigo, con su hija Anna y con tu aita, pero tiene el corazón roto porque no puede estar con su marido y con el resto de su familia. En otra ciudad, en Vinitsya, también está tu bisabuela Ekaterina junto con tus tíos y primos viendo cómo les llegan los misiles y las bombas. Muchos días se han pasado ya en los refugios para protegerse. Este próximo verano tenían la ilusión de poder conocerte, pero no parece que vaya a ser posible.
Te voy a contar algunas historias de tus dos familias. Tu bisabuela Ekaterina nació el mismo día que los nazis alemanes bombardeaban su pueblo. Sin luz en el hospital y notando el miedo a su alrededor. Ha tenido una vida azarosa pero una vez que ya estaba felizmente afincada en la costa del Mar Negro, en Georgia, tuvo que salir una noche, montada en un camión, con lo puesto, porque eran los rusos esta vez quienes bombardeaban e invadían. Una mujer con antecedentes polacos y pasaporte de Ucrania tenía un mal futuro en esa tierra.
Dejó absolutamente todo al huir, incluida su casa que sigue allí. Lo mismo que les está ocurriendo a las personas que vemos estos días en la televisión. Abandonó ese lugar costero al que hoy llaman Abjasia, una zona ocupada por Rusia. Es la tercera vez en su vida que vive los bombardeos y parece que está cansada. Ahora ya no se quiere marchar de su casa.
En relación con tu familia vasca te contaré que tus bisabuelos, mis padres, vivían en Bilbao cuando de niños también oían las sirenas y temblaban de miedo por los bombardeos sobre la ciudad. Lo pasaron muy mal. Guerra, huidas, exilio, hambre, dictadura, prohibiciones, sufrimiento. Pero siempre con dignidad. Perdedores pero dignos, con la cabeza alta.
Maia, laztana, te cuento estas cosas porque forman parte de tu ascendencia, de tu origen, de tu vida. Queremos que puedas vivir y ser feliz sin que oigas más sirenas que las de los barcos que entran pacíficos por El Abra.
Tenemos una gran ilusión por poder ir contigo un día a Kyiv para ver el río Dnieper, la catedral de Santa Sofia y la plaza del Maidan, símbolo de la dignidad de tu pueblo ucraniano. Nos acercaremos a Uman y daremos una vuelta por la 'casa del pueblo' para recoger tomates en la huerta. Conoceremos Vinytsia y Lviv para decir con orgullo y conciencia: «Gloria a Ucrania y Gloria a sus Héroes».
Tristemente, tendremos que esperar porque hay unas malas personas, con una muy baja y escasa condición humana, que quieren imponer a los tuyos lo que esos señores de la guerra quieren que seáis.
Como no lo pueden conseguir por convencimiento lo intentan con la guerra directamente. Están muriendo muchos de los tuyos y están destrozando sistemáticamente todo lo que se había construido en los últimos 30 años de libertad. Pero, a pesar de todo, mi mensaje es de esperanza. El mal existe, pero no acabará venciendo. Los misiles y las bombas matan a las personas y destruyen sus medios de vida. Pero los señores feudales que juegan con los pueblos no son el futuro. Si existe el infierno, allí acabarán. Malditos sean.
Estos días estamos viendo y participando en acciones de apoyo y protesta ante la invasión de Ucrania. Todo eso está bien, pero creo que no es suficiente, es escaso. Cuando la guerra de Irak fuimos muchos los que salimos a la calle para protestar. Ahora me ha parecido ver que éramos menos; que muchos presuntos progresistas parece que no se atreven a llevar la contraria al gran asesino. Hablan de la OTAN, de Occidente, de EE UU como los responsables, pero lo que yo veo es que las bombas vienen de otro sitio, del ejército de Putin.
Son también tiempos complicados en lo económico. En nuestro mundo globalizado el aleteo de una mariposa en Moscú puede provocar una tormenta en París. Cuando se alzan voces de protesta por los efectos de esa invasión, con toda la razón, yo me pregunto cuántas vidas se pueden sacrificar para mantener el precio del aceite de girasol o del gas. Nuestro «estado del bienestar» nos lleva a una sociedad del bienestar en la que no estamos muy dispuestos a perder alguna de nuestras comodidades a pesar de las vidas y ruinas ajenas.
En fin, Maia maitea, no veas en estas líneas al abuelo cebolleta sino a alguien que siempre ha estado del lado de la democracia, de los derechos humanos, de la libertad y de la paz. Siempre en contra de los genocidas como Hitler, Stalin, Franco y ahora Putin.
Quiero poder vivir para acompañarte por aquellos sitios de nuestra Europa Oriental que también son los tuyos. Con tu prima Maule y con quien nos quiera acompañar.
Un beso.
SLAVA UKRAYINI !! HERÓYAM SLAVA !!Y, como decimos por aquí, a los héroes de Ucrania : AGUR ETA OHORE !!
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