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Un puente para todo

En sus orígenes, cuando Budapest era una de las capitales del Imperio Habsburgo, el Puente de la Libertad era conocido como el de Francisco José, en honor al emperador. En la actualidad, esta obra de hierro fundido de 333 metros de longitud y 21 de ancho, que se eleva sobre el Danubio con su peculiar color verde, es uno de los más populares de la capital húngara y también el más corto. Desde su restauración el año pasado, todos los fines de semana del verano es ocupado por centenares de peatones que disfrutan de actividades como conciertos, actuaciones callejeras e incluso prácticas colectivas de yoga.

Jueves, 26 de julio 2018, 00:15

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En sus orígenes, cuando Budapest era una de las capitales del Imperio Habsburgo, el Puente de la Libertad era conocido como el de Francisco José, en honor al emperador. En la actualidad, esta obra de hierro fundido de 333 metros de longitud y 21 de ancho, que se eleva sobre el Danubio con su peculiar color verde, es uno de los más populares de la capital húngara y también el más corto. Desde su restauración el año pasado, todos los fines de semana del verano es ocupado por centenares de peatones que disfrutan de actividades como conciertos, actuaciones callejeras e incluso prácticas colectivas de yoga.

Bernadett Szabo - REUTERS
En sus orígenes, cuando Budapest era una de las capitales del Imperio Habsburgo, el Puente de la Libertad era conocido como el de Francisco José, en honor al emperador. En la actualidad, esta obra de hierro fundido de 333 metros de longitud y 21 de ancho, que se eleva sobre el Danubio con su peculiar color verde, es uno de los más populares de la capital húngara y también el más corto. Desde su restauración el año pasado, todos los fines de semana del verano es ocupado por centenares de peatones que disfrutan de actividades como conciertos, actuaciones callejeras e incluso prácticas colectivas de yoga.
En sus orígenes, cuando Budapest era una de las capitales del Imperio Habsburgo, el Puente de la Libertad era conocido como el de Francisco José, en honor al emperador. En la actualidad, esta obra de hierro fundido de 333 metros de longitud y 21 de ancho, que se eleva sobre el Danubio con su peculiar color verde, es uno de los más populares de la capital húngara y también el más corto. Desde su restauración el año pasado, todos los fines de semana del verano es ocupado por centenares de peatones que disfrutan de actividades como conciertos, actuaciones callejeras e incluso prácticas colectivas de yoga.
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